La “Hora Cero” es la meta que fijan los gremios o los líderes de participación ciudadana para protestar frente a decisiones gubernamentales.
Muchos de ellos, han tenido impactos sociales de suma importancia, puesto que durante el ejercicio, se fijan compromisos, de los cuales un buen porcentaje quedan en letra muerta y de ahí la molestia de los manifestantes que obliga a definir nuevas horas cero.
Considero que el mayor trauma que puede sufrir la población en general, es la paralización del sector transporte y muy lamentablemente, no he conocido un ejercicio de hora cero para presionar a los propietarios de los vehículos que contaminan el aire de todos, para que realicen una justa revisión de la emisión de gases.
No acuso a empresa alguna en particular cuya actividad sea el diagnóstico automotor, pero la verdad sea dicha, algo extraño sucede porque los mayores generadores de emisiones peligrosas, son los automotores que prestan servicio público tipo bus o buseta, sumado a las volquetas, principalmente aquellas que poseen motores diésel cuya vida útil, terminó hace años.
Es indudable que la responsabilidad es del conductor, aunque si éste mismo recuerda a su patrono la obligación que le asiste de hacer la revisión técnico mecánica y de gases, sencillamente pierde el empleo y por esa razón, el humilde trabajador inicia su estrategia de ablandamiento a la autoridad que no muy pocas veces cede a las recurrentes excusas de los infractores, relacionadas con la escases de trabajo, de tal manera que la responsabilidad de lo que acontece, se comparte entre el infractor y los servidores que conforman la parte operativa de la Secretaría de Tránsito.
Infortunadamente, los operativos que debiera hacer la autoridad de tránsito, orientados a la exigencia del documento, son insignificantes por no decir que nulos, puesto que el uniformado decide en el sitio quién no cumple y por lo tanto el automotor es objeto de inmovilización.
La ciudadanía observa y clandestinamente se pronuncia por medio de encuestas o a través de las redes sociales, y desde esa censurable esquina, les es muy fácil acusar a uno u otro actor, sin el más mínimo conocimiento del tema.
Los gases producto de la combustión son enemigos silenciosos, toda vez que además de agravar enfermedades respiratorias, afectan otros sistemas tales como el circulatorio y digestivo. De igual manera, es causante o detonante de problemas en la vista, la piel y el sueño.
Se puede concluir que los controles que realiza la autoridad de tránsito en el tema son insuficientes; es probable que la revisión que realizan algunos Centros de Diagnóstico Automotor, esté contaminada por sus operarios.
Se evidencia indiferencia de muchos propietarios de vehículos de servicio público que transitan sin el documento, con uno falsificado o “mejorado” y lo que más preocupa, es el daño irreparable que hacen los gases emitidos por los motores a la salud, motivo por el cual sugiero que los infractores definan la “hora cero” para mitigar los daños que de una u otra forma inciden en la morbilidad de los pobladores.