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¡Impresionado!
Siguen haciendo de todo, para que Cúcuta sea cada vez más pobre, más insegura, peor vividero, e incluso, más mamerta.
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Sábado, 1 de Mayo de 2021

En uno de los muchos rankings que se hacen de todo, Cúcuta salió como una de las ciudades más peligrosas del planeta, y muchos se impresionaron. Y yo me impresione de que se impresionaran: han hecho, y siguen haciendo de todo, para que Cúcuta sea cada vez más pobre, más insegura, peor vividero, e incluso, más mamerta.

Cuando empezó la diáspora venezolana, el gobierno Santos y todo su gabinete se dedicó a entregar almuerzos, pero se hicieron los sordos para hacer un plan de mediano y largo plazo para la masiva inmigración que ya se sabía que vendría, y eso era para no molestar al nuevo mejor amigo del Nobel. Y llegó la inmigración masiva, y he insistido que se exija al gobierno nacional que pague con su plata “su” política humanitaria, pero aquí solo callamos y acatamos. Si el gobierno nacional no va a ayudar, deberíamos hacer un corredor humanitario hacia los buses, para enviar a los migrantes para Bogotá, donde hoy gobierna una “líder popular” que estaría feliz de recibirlos. Pero nada, seguimos arrodillados, y en cambio, cerramos la frontera a los bienes. Importamos inseguridad y pobreza, rechazamos el desarrollo, y después se impresionan del resultado.

Cuando todos ponderaban las maravillas del acuerdo de paz y advertí que el Catatumbo se les iba a entregar a las narcoguerrillas a manera de republiqueta, se me tildó de guerrerista. Mientras tanto, los “pacifistas” hablaban con orgullo de la guardia indígena, la guardia campesina, la guardia cocalera, mientras declaraban criminales a las Fuerzas Militares y de Policía, con apoyo de las Cortes. Y se quejan de que el crimen organizado se haya tomado Cúcuta.

He dicho también que el mayor riesgo de seguridad nacional es Venezuela, y Cúcuta que es equidistante de los focos fronterizos más peligrosos de crimen organizado, el Catatumbo y el Sarare, debería ser un centro de defensa adecuado, con una división del ejército nacional, una base aérea y una brigada de infantería de marina que atendiera las cuencas del Catatumbo y el Arauca. No exigen más fuerzas de seguridad del estado, e incluso las rechazan, y después se impactan que seamos centro de todo tipo de crimen organizado, y todo es todo: narcoguerrillas, cartel de los soles, carteles mexicanos, fundamentalistas islámicos, entre otros. Deberíamos pedir además ayuda extranjera democrática ante semejante riesgo. Pero no, fuera yanquis, es el grito que oímos de los sorprendidos.

Desde que adoptamos el discurso socialistoide que se ve en la prensa nacional y local, de la pobreza como justificación del delito, los delincuentes pululan y la legítima defensa se volvió paramilitarismo. Basta leer a los columnistas de izquierda justificando los sembradíos de coca hasta que el estado no cubra todas las necesidades del campesino. Y se impresionan que el crimen campee.

Las condiciones mínimas para la existencia de un estado son que las armas sean monopolio del estado y la justicia castigue objetivamente el delito y resuelva neutralmente las diferencias entre ciudadanos. Y tenerlas funcionales no da desarrollo, pero no tenerlas si confina a la pobreza. El desarrollo lo dan, previa existencia de esas dos condiciones, la educación pertinente racional no ideologizada y el desarrollo de infraestructura, con una planificación metropolitana. Pero, en cambio buscamos atomizarnos más con la búsqueda de la condición de distrito especial que conlleva más gasto burocrático para alcaldes locales y ediles. Cuando vemos que no tenemos seguridad, ni justicia, ni educación pertinente, ni desarrollo de infraestructura, e insisten en más gasto estatal, porque se impresionan que no haya desarrollo.

Hicieron todo para justificar el crimen y demonizar el desarrollo y ahora se impresionan porque el crimen y la pobreza se tomaron la región, y hacen llamados al desarrollo, la justicia social y la seguridad. Definitivamente están controlados por el pensamiento mágico. Los cucuteños que no conocen su historia de empresarios y visionarios, juegan al socialismo y se quejan de que este cada vez se cumpla más. ¡Impresionante!

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