Con mucha frecuencia se publican informes de organismos internacionales y ONGs, así como reportes noticiosos en diversos de comunicación, que coinciden en mostrar una realidad dramática en Colombia y, casi todos acusan al gobierno nacional de inoperancia o excesos de autoridad.
Sin tratar de desconocer los graves problemas que aquejan a nuestro país, los informes internacionales tienen un claro sesgo político que se suma a las otras estrategias ya explicadas para ahondar el caos institucional y generar desesperanza en los colombianos.
Y, siguiendo igual patrón, periodistas y comentaristas nacionales de la misma corriente hacen eco y magnifican los comentarios para crear un ambiente de zozobra en la nación.
Tengo la creencia de que esos informes y reportes periodísticos están inspirados por colombianos o por aliados suyos, que logran interesar a los editores dando informaciones alarmantes que resultan ser atractivas para lectores y televidentes. Y creo, también, que en Colombia se les da demasiada importancia hasta el punto de que los gobiernos se sienten afectados y actúan a la defensiva.
No veo que los gobiernos de países como Cuba, Nicaragua o Venezuela se intranquilicen o cambien de rumbo por lo que se denuncia sobre la violación de derechos humanos, falta de libertad, persecución a opositores o corrupción rampante. A ellos poco les importan esos informes.
Hacia 1975, cuando el doctor Belisario Betancur era el Embajador de Colombia en España, apareció en uno de los más prestigiosos periódicos de Madrid un artículo en el que se denostaba en términos extremos de Colombia, de la inoperancia del gobierno nacional, de la gravedad de la inflación, de las violaciones a la ley, de la corrupción y los etcéteras que conocemos por su permanente repetición. El Presidente de Colombia era el doctor Alfonso López Michelsen.
El Embajador Betancur, preocupado, citó a los diplomáticos de la Embajada para que preparáramos una vehemente carta dirigida al director del periódico rebatiendo las injuriosas afirmaciones, y pidiéndole que hiciera una rectificación periodística con las mismas características del artículo publicado.
El Director, en respuesta a la nota de la Embajada, envió un corta comunicación de unos pocos renglones en la que, previo el saludo de protocolo, señaló que el periódico solamente había dado crédito al escrito que el colombiano Antonio Caballero había enviado para su publicación.
Es prudente analizar todas las noticias sobre Colombia, estudiar los informes que se emiten, responder lo que sea conveniente, pero debemos evitar caer en pánico por ese tipo de publicaciones que sólo buscan hacer daño a nuestra sociedad. Resulta curioso que se exprese tanta preocupación por parte de algunos organismos multilaterales por lo que ocurren en Colombia, mientras en otras latitudes los problemas son infinitamente más graves.
De todas maneras, todos debemos contribuir a hacer de Colombia un país mejor.
ramirezperez2000@yahoo.com.mx