La relación histórica de Cúcuta con las ciudades más cercanas de Colombia y Venezuela, Maracaibo y Bucaramanga en particular, se ha movido entre el afecto verdadero y la competencia permanente, la cual Cúcuta va perdiendo.
En la época de la sociedad del tren, estas dos ciudades se opusieron a la fallida ruta al Magdalena medio por el Catatumbo. Maracaibo, porque eso significaba que Cúcuta rompería la dependencia obligada que tenía con ella; Bucaramanga porque ellos querían que su propio tren al Magdalena medio no fuera opacado por el de Cúcuta. Era la época en que Cúcuta era la bisagra logística entre Colombia y Venezuela, cuando Bucaramanga debía enviar allí sus productos de exportación, en especial los sombreros de jipijapa.
Cuando el tren se acabó Cúcuta se lanzó a vivir de la bonanza cambiaria que nos llegó de manos de la vecina Venezuela Saudita. En ese entretanto no necesitábamos nada de Colombia y Bucaramanga con el apoyo entusiasta del gobierno central, se convirtió en el polo de desarrollo oriental del país. Cuando llegó la crisis, con el fin de la bonanza, la cual ya cumple más de 35 años, más de una generación, en los cuales además nos hemos dedicado a esperar el regreso de la Venezuela Saudita, convertida hoy en un estado fallido con pronóstico de futuro reservado, nos contentamos con que por temporadas nos quiten el iva y de esta forma nos fuimos quedando con el pecado y sin el género. El pecado de no planear desarrollo y el género de la crisis crónica.
Lo anterior sumado a tener una de las peores clases políticas del país por sus ejecutorias, siempre afecta al gobierno central para lograr mermelada, hizo que Bucaramanga volviera a ser como en la época del departamento de Santander, la capital de los Santanderes. Todas las entidades del gobierno central tienen sede en Bucaramanga y ahora se suman dos nuevas decisiones del gobierno central. La primera es que los delegados de la ONU para la verificación de la desmovilización de las autodenominadas farc en el Catatumbo, tendrán su oficina en Bucaramanga. Parece que el gobierno central encontró que la ciudad más cercana al Catatumbo era Bucaramanga. Y ahora anuncian el cierre de la oficina de la Superintendencia de Sociedades en Cúcuta, dejando en la de Bucaramanga el manejo de los asuntos de Cúcuta y el departamento Norte de Santander.
Los argumentos para esta última decisión son válidas para un local comercial y no para la ganancia de institucionalidad que tanto nos hace falta: pocos clientes, reducción del gasto, “optimización”. Parece que el gobierno Santos dio partida de defunción a Cúcuta como ciudad estratégica para el futuro del país: el Catatumbo tendrá parlamentario permanente de las farc, no hay ningún proyecto de infraestructura serio, permitió el abuso del régimen madurista con la frontera y un largo etcétera que produce molestia mencionar. Quedamos avisados, para el gobierno central, Cúcuta es un área urbana que queda entre el Catatumbo de las farc y la ciudad de Bucaramanga, donde se tramitarán los asuntos de Cúcuta que no se tramiten en el Catatumbo.
En el libro “Conversaciones familiares”, su autor Julio Pérez Ferrero, menciona los cuatro opositores a la línea del tren al Magdalena medio, por allá a principios del siglo XX. Además de las mencionadas Maracaibo y Bucaramanga, estaba Ocaña pues quedaba aislada de ese proyecto pues el trazado propuesto era por el Catatumbo. El cuarto opositor que menciona Pérez Ferrero es el mismo que hoy asiste de manera indolente a la insignificancia de Cúcuta: los cucuteños. Según el autor estos no se molestan en pensar grandes proyectos, sino en vivir tranquilo con lo que tiene, poco o mucho. Irla llevando al día. Jamás nos unimos como sociedad civil para oponernos a nada que nos afecte y nuestros parlamentarios dedicados al plebiscito donde está la mermeladita; estos asuntos que los enfrentan al gobierno central los evitan. Como hace un siglo, somos nuestros peores enemigos.
Pues les informo que el gobierno central nos lleva camino a la insignificancia, pero tranquilos, ya están preparando el próximo decreto para por un tiempo no cobrar el IVA.