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La angustia de Maduro
La popularidad del chavismo apenas llega al 20% y los niveles de aceptación de Maduro han descendido aún más.
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Sábado, 27 de Junio de 2015

El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, se vio obligado a llamar a elecciones de diputados a la Asamblea Nacional, antes de finalizar el año. Si por el fuera, las cancelaría. La popularidad del chavismo apenas llega hoy al 20 por ciento, y los niveles de aceptación de Maduro han descendido aún más, hasta situarse alrededor del 10 por ciento.

La población ya no se come el cuento de que la causa de la explosiva inflación y de la escasez es la “guerra económica” decretada por un “eje de  derecha Bogotá-Madrid-Miami”. La gente no es boba. De acuerdo con la firma encuestadora Datanalisis, el 65 por ciento de los venezolanos no le otorga credibilidad a esa tesis del gobierno y, mayoritariamente, lo culpa  por la grave situación. Son conscientes de que la corrupción, la ineficiencia y las locas políticas del régimen han llevado a la postración de la economía. Según estas mismas encuestas, si las elecciones fueran ahora, la oposición ganaría. Es la primera vez, en 18 años, que las proyecciones la favorecen.

Maduro y Cabello, actual presidente de la Asamblea, se deben sentir acorralados. Los bajos precios del petróleo, los insuficientes niveles de reservas internacionales y el alto endeudamiento, no le dan margen al gobierno para “aceitar” las elecciones mediante aumentos significativos en las importaciones de productos básicos y los subsidios.

Dentro de este contexto, debemos analizar el reciente decreto del gobierno venezolano que crea unas zonas de defensa marítima e insular, e incluyen áreas de mar territorial todavía no delimitas entre Venezuela y Guyana, por un lado, y entre Colombia y Venezuela, por el otro.  A la nota de protesta de nuestro gobierno, y a la solicitud de que el decreto sea modificado o derogado, la Canciller venezolana respondió con un comunicado desmedido e insultante.

Cuáles son las intenciones reales del gobierno del país vecino? Accederá a las solicitudes de rectificación de Colombia? Las ignorará?

En caso de que Venezuela siga ignorando las solicitudes colombianas, le  convendría a Santos buscar los buenos oficios de algún gobierno amigo (¿Brasil?) o de una institución multilateral, antes de tener que proceder con el siguiente paso de la cartilla diplomática, que es el de llamar a nuestro embajador en Caracas a “consultas”. Es la hora de que Ernesto Samper, Secretario de UNASUR, emprenda acciones de mediación, antes de que la situación llegue a mayores.

En el caso venezolano actual, no soy optimista respecto de los buenos resultados de este tipo de mediaciones, pero hay que hacer el esfuerzo.

Venezuela, más temprano que tarde, puede dar inicio a los patrullajes de los barcos de su armada por las zonas marítimas en disputa. Al fin y al cabo, Virgilio Barco, durante su gobierno, trasladó la corbeta Caldas a zonas del golfo de Coquivacoa, en disputa. Pero la decisión de Barco, que tuvo que reversar ante el peligro de conflicto armado, fue apenas la de dejar una constancia histórica y diplomática.

No creo que el gobierno venezolano se encuentre, en estos momentos, en plan de sentar, simplemente, una constancia. Sabemos que, ante situaciones internas desesperadas, los regímenes de corte dictatorial tratan de distraer la opinión interna, agitando los sentimientos nacionalistas y ondeando la bandera de la defensa de la soberanía.

Para Maduro y Cabello, el Presidente de la  Asamblea Nacional, investigado en los EEUU por presuntamente ser el jefe del cartel de tráfico de drogas en su país, una guerra bien puede valer impedir que la oposición gane las mayorías en la Asamblea, y se abra el camino para el comienzo del fin del régimen.

Colombia debe prepararse, infortunadamente, para lo peor. Sin embargo, no puede dejarse provocar. De manera fría, pragmática y realista debe darle largas al asunto y utilizar todas las herramientas diplomáticas a su alcance, aunque no sean muchas.

 

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