La Avenida Cero de nuestra ciudad es de alta importancia emblemática y de movilidad. No existe en el planeta una vía que tenga tal nomenclatura, pero pareciera que para algunos poco importa.
Históricamente, las ciudades determinan el Punto Cero o el Kilómetro Cero, para poder definir la longitud de determinada carretera. Veamos algunos casos en los cuales se representa en kilómetro Cero. Por ejemplo, en Argentina existe una piedra de gran tamaño ubicada en la Plaza Mariano Moreno.
En España, en la emblemática Puerta del Sol. En Francia, se ubica en la entrada principal de la catedral de Notre Dame, objeto reciente de un lamentable incidente. En Japón está sobre el puente Nihonbashi en Tokio, en Rusia se puede evidenciar enfrente de la Capilla Ibérica.
En Colombia, también contamos con nuestro Kilómetro Cero, el cual se ubica en la Plaza de la Paz en Barranquilla.
Entonces, es cuando todos debemos cuidar una arteria vial de suma importancia, que poco a poco ha sufrido su uso del suelo de residencial a comercial y de ahí que sobre la misma podemos encontrar todo tipo de actividad, aunque el lunar negro lo constituye la pésima regulación de los semáforos y deterioro de la carpeta asfáltica.
Con bombos y platillos el Secretario de infraestructura anunció tareas de parcheo las cuales han avanzado en varios frentes, sin embargo, no se ha intervenido la Avenida Cero y otras vías primarias y secundarias, mucho más importantes y transitadas que algunas de las escogidas para su mantenimiento.
Pareciera que su selección se hubiese hecho con un criterio amiguista y no técnico, motivo por el cual, nuestra Avenida Cero, seguirá siendo el estacionamiento lineal más grande de la ciudad por el nutrido número de infractores que reducen la movilidad al obstruir un carril y el otro, con lo que fue una carpeta asfáltica.
Además, la explotación comercial de los avisos que se encuentran sobre el separador, debiera ser contratado por uno de los supermercados de grandes superficies, con campañas orientadas a proteger el ambiente, como parte de la responsabilidad social que les pudiera asistir luego de las jugosas ganancias derivadas de las compras de nuestros hermanos venezolanos, que adquieren en dichos establecimientos, principalmente alimentos y prendas de vestir, así guarden hermético silencio.
Del espacio público ni hablar, puesto que sus andenes son utilizados por varios tipos de comercio para la ubicación de mesas y sillas, sumado al indebido uso que le dan algunos conductores de motocicleta.
La Avenida Cero es de todos y debemos propender por su buen estado e imagen, de tal manera que sigamos estando orgullos por contar con la única vía con ese nombre.
