La XV Fiesta del Libro de Cúcuta, programada a partir de mañana, hasta el 7 de septiembre, tiene como acto capital la conmemoración de los cien años de la Biblioteca Pública Julio Pérez Ferrero, cuya categoría de patrimonio de la ciudad cuenta con reconocimiento general.

La biblioteca, con funcionamiento relevante, es un bien cultural consolidado. Ha estado abierta a la comunidad regional sin interrupción. 

Cuenta con libros qua abarcan todos los saberes, lo cual la convierte en fuente de conocimiento para quienes acceden a la lectura.

Pero la celebración de estos cien años de la Biblioteca Julio Pérez Ferrero no debe reducirse a la mera mención como institución proveedora de un servicio de tanta utilidad en la vida regional. 

La importancia que se le asigna debe dar paso a nuevos aportes para ampliar su capacidad funcional y mejorar su oferta, en la perspectiva de su mayor cobertura, en beneficio de sus usuarios, que son estudiantes, docentes, investigadores, profesionales y, en general, todos los que tengan interés en la lectura.

Hay que ponerle nuevas metas a la Biblioteca en cumplimiento de objetivos que vayan mucho más allá de lo que se ha hecho en estos cien años de su existencia. 

Entonces se impone la destinación de recursos para darle viabilidad a los planes que se tracen. 

Entre las posibilidades que se promuevan, un mayor fortalecimiento de la Fiesta del Libro debe estar entre las previsiones. Sería como ampliar su programación a niveles más altos.

Indudablemente, la Fiesta del Libro es el evento cultural más resonante de la región. Sin embargo, requiere de nuevos incentivos, mediante aportes  para garantizar la realización de actos que hagan posible la asimilación de corrientes irrigadoras de expresiones propias del talento humano, mucha veces no tomadas en cuenta.

En estos cien años de la Biblioteca Julio Pérez Ferrero son varios los servidores que han contribuido a la estabilidad en su desarrollo. Ha prevalecido el trabajo constructivo orientado a preservar lo alcanzado y  emprender las tareas de nuevos aportes. Ofelia Villamizar Buitrago, educadora y escritora, tuvo un positivo desempeño durante varios años en el manejo de este establecimiento. Otro servidor sobresaliente es Julio García-Herreros, quien mantiene vigente sus objetivos. La cotidiana tenacidad ha hecho posible superar estrecheces y hacer visible el establecimiento no solamente en el entorno regional sino ante el país, que ha reconocido los resultados positivos alcanzados. De todas maneras, no cabe el conformismo.

Puntada

No obstante el rechazo a la lucha armada, el regreso de disidentes de las Farc a esa aventura debiera ser motivo de reflexión del Gobierno y no de descalificación de lo acordado para la paz. 

A los alzados en armas habrá que combatirlos, pero es también mejor hacer los cambios que el país necesita para vivir en paz, con democracia y libertad.

El negocio de la guerra apenas beneficia a unos pocos, mientras convierte en víctimas a muchos. Por eso no queda bien hacer cuentas alegres y estimular la hoguera de la desgracia. Ese no puede ser el destino de los colombianos.