Hace unos días, transité por varias calles de la ciudadela La Libertad y pude darme cuenta que la atención de su red vial ha sido bastante ignorada, pese a que allí han nacido y sobresalido importantes líderes, pero luego de más de ocho años, el deterioro es el común denominador y realmente es entendible el aumento de la informalidad, ante el presunto abandono de varias rutas de servicio público.
Es posible que la dependencia responsable del mantenimiento de la red vial, tenga otras prioridades y aunque llenen las redes sociales de tímidas obras, el avance en este sector y en la mayor parte de la ciudad, no es coincidente.
El tiempo de la actual administración es corto y da la impresión que pasará sin pena ni gloria, así esté lleno de deseos de parecerse a una ciudad europea. El hecho de sembrar árboles todos los fines de semana es loable, aunque me asalta la inquietud sobre el número de individuos plantados que estén en pleno crecimiento y adoptados por la madre naturaleza, aunque tendré fe y pensaré que la mayor parte salieron adelante.
En cuanto a los reductores de velocidad instalados sobre las vías principales de acceso a algunos centros educativos, han sido una de las más equivocadas soluciones para reducir la accidentalidad en dichos sectores y proteger la integridad de los estudiantes, sin embargo las vías en donde se instalaron, tenían vencida su vida útil y de ahí que le dieron origen a un gigantesco bache del ancho total de la vía y en otros sitios los resaltos están fracturados o no existen y en cambio quedan los tornillos de buen diámetro, listos para dañar las llantas ante su invisibilidad.
Pensé que todo lo había visto en materia de movilidad, pero la verdad, el premio mayor se lo gana la construcción de una cafetería debajo del elevado de la prolongación Diagonal Santander. Solo en Cúcuta podremos ser testigos de las más grandes afectaciones de la movilidad sobre una vía arteria, puesto que los ingenuos clientes pensarán que ese será un sitio de refrigerio gratuito y por ningún motivo sucederá.
La visión del alcalde Yáñez o la de sus asesores en cuanto a movilidad se refiere es realmente miope y para completar, el ingreso de miles de vecinos que alegremente vendrán a Cúcuta a conocer la cafetería debajo del puente, por lo que de manera respetuosa, llamo la atención a los Concejales de la ciudad, muchos de ellos con suficientes criterios para criticar con razones las obras innecesarias, sugiriendo al alcalde reorientar la inversión en la recuperación de la malla vial.
No puedo terminar la columna sin felicitar al Personero de la ciudad, por su duro cuestionamiento al alcalde y su Secretario de Tránsito, frente a la desorganización de la ciclovía nocturna, calles cerradas y ausencia total de la Policía Nacional, generando un caos en la movilidad que bien pudo extenderse por dos horas o más, en los alrededores del Barrio Blanco, Los Caobos, San Rafael y por supuesto los puentes que conectan a Cúcuta y Los Patios.
Concluyo que la ciudad está vialmente más deteriorada que otros años y que las medidas para reducir la accidentalidad no tuvieron los soportes técnicos ni la visión requerida para esos escenarios y finalmente, que seremos noticia nacional por la tan descabellada idea de construir una cafetería debajo de un puente en medio de dos arterias viales de notable importancia.
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