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La encrucijada de Duque
No han sido fáciles para Duque estos dos años de gobierno.
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Sábado, 8 de Agosto de 2020

Se cumplieron dos años del presidente Duque y ha sido muy muy poco el tiempo que ha tenido de eso que llaman  “la dulce miel del poder”. Han sido más los sinsabores que los momentos de satisfacción en estos dos años de gobierno, si cabe esta última expresión, porque eso de gobernar en nombre de otro no resulta nada fácil. Y lo peor está por venir para Duque. Su propio partido el Centro Democrático después de la detención del ex presidente Uribe se convirtió en su peor enemigo, en su más fuerte opositor: o impulsa una constituyente o lo bloqueamos políticamente. Ese es el mensaje que le envió Paloma Valencia quien se ha convertido en su principal crítica, en una feroz opositora, peor que cualquiera de la misma izquierda, acusando al pobre Duque de haber sido muy “tibio” en sus mensajes contra la Corte Suprema de Justicia por su decisión de detener a Uribe. Y el mensaje es claro y contundente, o apoya la Constituyente o le declaramos la guerra política.

No han sido fáciles para Duque estos dos años de gobierno que ya pasaron porque hay que reconocerle que por lo menos hizo lo posible por tratar de quedar bien con su jefe y con su partido, quienes muy pronto empezaron a dudar de las verdaderas intenciones de Duque cuando conocieron el gabinete, que lejos de haber nombrado a reconocidos uribistas, Duque hace dos años trata de enviar un tibio mensaje de independencia que dentro del Centro democrático no cayó nada bien. Es que definitivamente eso de tratar de quedar bien con todos, y más en política, y más en Colombia, es una tarea muy complicada. Ese malabarismo político puede llevar a cualquiera hasta quedar desquiciado mentalmente, como le sucediera en 1.920 al presidente de Francia Paul Deschanel, quien por ponerse a hacer esos actos de malabarismo  en política terminó tan mal, que siendo presidente se cayó de un tren, y en pijama llegó a una estación diciendo que era el presidente de Francia, y ahí si la gente creyó que estaba frente  a un loco. Lo cierto e
s que era cierto, era el presidente. Ojo presidente Duque, esa actitud de tratar de quedar bien con todos tiene su precio.

El Centro Democrático desde el mismo momento en que conoció la noticia del Presidente Uribe tomó una actitud revanchista, llegando incluso a que la misma senadora Paloma Valencia hable de la necesidad de llamar a la reservas, como si estuviéramos próximos a un enfrentamiento civil. El efecto más grave de la decisión de la Corte Suprema es el momento en que el país se va a polarizar, que era cuando más necesitábamos de pensar en una agenda para recuperarnos de la grave crisis económica y social que se nos vino encima. Si Duque no tuvo una agenda propia en los dos primeros años de gobierno, en estos dos que le restan será más difícil, casi que imposible, porque si Duque no empieza a hablar contundentemente de la necesidad de adelantar una constituyente, su propio partido gobierno, el Centro Democrático se encargará de bloquearlo: ya se lo anunció.

Mientras todo eso sucede, el presidente Duque, allá en palacio, rehén de su propia encrucijada, tratando de quedar bien con Uribe pero no con la firmeza que se lo exige el Centro Democrático, a sabiendas del bloqueo que se le viene por estos días, y seguramente pensando, en momentos de reposo, rezándole a la virgen de Chiquinquirá para que ojalá pasen rápido estos dos años porque nunca imaginó ni calculó lo que era gobernar por estos días a Colombia. Y peor si llegar a enterarse que algo de eso le pasó al presidente francés Deschanel justo hace 100 años cuando lo encontraron en pijama en una estación de tren. De hecho la historia cuenta que terminó con algo de demencia.

Edgarcortes.asesores@gmail.com

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