La reunión que convocó el Presidente de la República el 21 de noviembre en Cartagena para dialogar con varios de los empresarios privados más importantes del país es un buen indicio. Acostumbrados como estamos a los permanentes ataques a la empresa privada y a todo lo que pueda representar el concepto de capitalismo, este paso dado por el Presidente parece que abriera un camino para lo que viene llamando el “Acuerdo Nacional”.
No dudo de que entre muchos colombianos existe desconfianza en relación con afirmaciones del Primer Mandatario, y no faltará quien critique esta reunión por haberse realizado con un grupo de empresarios que no sabemos con qué criterio se escogió, quedando por fuera otros más y, sobre todo, representantes de los gremios económicos. Pero como decía alguien, “a la gente hay que creerle”.
Sin querer aguar la fiesta, hay que mirar el momento en que se adelantó este encuentro, cuando la popularidad del Presidente está en el más bajo nivel de todo su mandato, y que existen fuertes controversias por las reformas que cursan en el Congreso y por los frustrados acuerdos de paz con los diferentes grupos alzados en armas. No quiero creer que se trate de una estrategia con el simple propósito de mejorar su imagen.
Colombia, y no solamente el gobierno, está atravesando por una difícil situación: La inseguridad se ha apoderado de todo el territorio nacional y, en consecuencia, el secuestro, la extorsión, el sicariato, los delitos contra la propiedad y las actividades ilegales no dan tregua. Y la incertidumbre en la inversión privada ha hecho que los indicadores de la economía cada vez muestran mayor retroceso. Todo esto lo perciben los ciudadanos que esperan unas acciones gubernamentales decisivas.
Por todo esto, si la reunión con los empresarios es el comienzo de una rectificación en la conducción del Estado, bienvenida sea. Colombia, a diferencia de países como Venezuela, sustenta su economía en la empresa privada que no se puede ver sólo como la de las grandes compañías sino, fundamentalmente, la de medianos y pequeños emprendedores que son los que congregan la mayor cantidad de trabajadores dependientes e independientes, emprendimientos a los que se debe apoyar con menores impuestos y menos trabas para su funcionamiento.
Las declaraciones que dio el Jefe del Estado al finalizar la reunión revelan su faceta más serena, tanto más cuanto las presentó en un documento, que es un elemento que obliga a reflexionar sobre las ideas y el lenguaje que quiere transmitir.
Los cinco puntos a los cuales se refirió son los siguientes: 1- La Educación y su papel en la productividad. 2- La inclusión territorial para generar equidad en las regiones. 3- El desarrollo productivo de la tierra. 4- El desarrollo de la economía popular, y 5- La inclusión de los ciudadanos en el sistema financiero.
Lo que más deseamos los colombianos es poder vivir en paz; poseer una vivienda digna; educar a los hijos para que forjen su futuro; superar la pobreza; fomentar la concordia entre todos, logros que despiertan el amor por la patria que se ha ido perdiendo por tanta violencia y tanta inequidad.
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