El viernes pasado comenzó la 80ª Feria del Libro en Madrid, España, con más de mil autores y Colombia como país invitado. Lamentablemente, la visión antidemocrática de nuestro gobierno aplicó la censura, y decidió excluir a grandes exponentes de nuestras letras, como Laura Restrepo, Fernando Vallejo, Carolina Sanín, Héctor Abad, Pilar Quintana, William Ospina, Piedad Bonnet y Santiago Gamboa, simplemente porque no están alineados con su ideario político, lo cual constituye una vergüenza más, develando su intolerancia. La teoría de ‘todo aquél que no está conmigo es mi enemigo’, se traslada ahora a la literatura, al mejor estilo de la Inquisición cuando proscribió ‘El Lazarillo de Tormes’, y del franquismo español que persiguió a centenares de escritores, como Antonio Machado y Rafael Alberti; o, de Augusto Pinochet, que prohibió las obras de Pablo Neruda y Gabriela Mistral.
Qué pena oír las declaraciones del embajador Luis Guillermo Plata sobre este episodio, o las afirmaciones de nuestra Cancillería confirmando todo. En solidaridad con sus colegas censurados, escritoras como Melba Escobar y Margarita García decidieron no concurrir al evento. Esta oportunidad para mostrar la riqueza cultural de Colombia se ha dilapidado. Para Laura Restrepo, ‘es una fantochada lo que ha hecho el Gobierno’, concluyendo que ‘sólo piensa así gente que lee muy poco, o que tiene una ignorancia absoluta’.
En contraste, mañana lunes comienza la 17ª Feria del Libro en Cúcuta, con total respeto por la libertad de pensamiento, albergando autores nacionales e internacionales de todo el espectro ideológico. Escritores opuestos al régimen de Maduro alternarán espacio con otros cuya visión sociopolítica es intermedia, y con no pocos cuya crítica ante nuestro gobierno es radical. Los visitantes, apoyados en la frase socrática ‘sólo se que nada se’, decidirán con libertad entre obras de literatura, historia, derecho, sociología, política, antropología, economía, o ciencias exactas. Así tiene que ser, entre otras cosas porque la región es una cabal radiografía del conflicto y las contradicciones económicas y sociales del país. De manera que, felicitaciones a los directivos de la Feria y de la Biblioteca que la alberga, en especial a Julio García-Herreros.
Lo ocurrido en Madrid es un atentado contra la libertad, vulnerada desde tiempos inmemoriales, por lo que en forma recurrente individuos y pueblos han tenido que luchar para escapar a la opresión. Obras de contenido filosófico y político sobre la libertad hay muchas, como la de Stuart Mill, que deberían leer miembros del alto Gobierno. En la mayoría de las constituciones contemporáneas, la libertad se concibe como el principal fin societario, con sus manifestaciones de pensamiento, opinión, expresión, conciencia, religión, asociación o reunión.
Friedrich Schiller, filósofo e historiador alemán, escribió su ‘Oda a la Libertad’ en 1785, que se convirtió en canto obligado para los revolucionarios franceses de entonces. Sin embargo, correspondería a Beethoven inmortalizar el poema con su magistral novena sinfonía en 1824, de manera que letra y música se entrelazaron para siempre convirtiéndolo en himno universal. El mismo Schiller, entendiendo que el destino del hombre es la libertad, y que su desarrollo completo debe desembocar en satisfacción y goce, decidió denominar su poema ‘Oda a la Alegría’.
No obstante, gran parte de la población del mundo sigue todavía encadenada, por razones políticas y religiosas, o por condiciones de pobreza que niegan la libertad y su desarrollo. Un segmento colombiano está inserto en ese conjunto, por el estigma que padecen algunas corrientes del pensamiento, y por las circunstancias de pobreza que rodean al 40% de la población.
El gobierno Duque, con su censura a reconocidos escritores colombianos, ha demostrado que desconoce la Constitución, que nos define como un Estado social de derecho, participativo y pluralista, o sea libre en pensamiento.
Hoy, más que nunca recordamos a Schiller, y también a Don Quijote cuando dijo: ‘La libertad es el más preciado de los dones que a la tierra dan los cielos’.