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La guerra del centavo
Lo único cierto es que la ciudad se encuentra en una situación caótica.
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Viernes, 22 de Septiembre de 2017

La magnitud de la situación que se vive en esta zona de frontera, es tal, que la guerra del centavo como se conoce a la pelea diaria de los conductores de buseta por sus clientes, ya se esta viviendo en el trabajo informal y otros sectores de la ciudad. En el sector de la construcción, por ejemplo, la mano de obra no calificada tiene una sobreoferta y ha hecho que muchos dedicados a este oficio, pierdan las pocas oportunidades laborales. Los venezolanos están empleándose por lo que les den; desafortunadamente existe gente que se aprovecha de la necesidad de otros y están pagando precios por debajo del mercado, creyendo que ganan mucho y olvidando que existe la justicia divina.

Pero el tema no solo afecta al sector de la construcción, en días pasados se registraba la pelea por limpiar vidrios de los carros y lo mismo pasa con todo tipo de trabajo informal;  se están generando verdaderas mafias de control de territorio en la ciudad, incrementando los índices de inseguridad.  Se disputan el control de los lugares donde se pueden cuidar carros, se disputan los lugares donde se pueden vender frutas y verduras, se disputan los sitios donde se puede pedir limosna y hasta los sitios donde se pueden hacer piruetas o malabares. La guerra del centavo es a todo nivel.

Esta guerra se extiende vertiginosamente a otras actividades de las que las noticias dan cuenta como lo son la prostitución y, seguramente se extiende al expendido de droga, contrabando y demás actividades ilícitas donde la sobreoferta debe estar haciendo de las suyas.

Lo único cierto es que la ciudad se encuentra en una situación caótica, para donde se mire se observa que las cosas no van bien. El Malecón está inundado de expendedores y consumidores de droga, indigentes durmiendo ya no solo en la ribera del rio, sino en los andenes adyacentes. Parece que hasta los locos han querido venirse a vivir a esta ciudad.

En los barrios de invasión el hambre y la miseria está haciendo de las suyas, hacinamiento, violencia y otros males se incuban día a día, pero funcionarios del orden nacional, dicen que todo está bien. Es inadmisible esta posición pusilánime, que no se compadece con la difícil situación por la que atravesamos.

Por eso hoy creo mas que nunca que nosotros debemos presentar alternativas a esta problemática y no esperar soluciones de quienes están haciendo turismo diplomático e institucional. Estos burócratas no plantearán ninguna alternativa, pues como pasó la semana pasada con la triste sesión de la comisión segunda de la Cámara de Representantes, será cosa de dos discursos y un foto en el puente para decir a boca llena le hemos cumplido a la zona de frontera. Es necesario aunar esfuerzos, sector público y privado y exigir al gobierno nacional INVERSION en la región.

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