Las previsiones que nos entrega el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) no son para nada alentadoras. La inflación promedio en el continente llegará este año a más de un 12% mientras la pobreza crecerá hasta llegar a un 33% y la extrema se situará en el 14,5%.
Argentina es de los países más afectados, con un 40% de pobreza mientras la inflación superará el 70%. Según las estadísticas oficiales, en Colombia el 39,3% de la población está catalogada como pobre, y la inflación llegó en agosto a un 10,9%, el dato más alto desde abril de 1999. Otro país afectado por el aumento de los precios es Brasil, la principal economía de la región, que el mes pasado tuvo una inflación algo superior al 10% y que el presidente Bolsonaro ha buscado disminuir mediante una reducción del impuesto a los combustibles. Algunos economistas opinan que ello tiende a aumentar el déficit fiscal mientras paralelamente se desacelera la actividad, cuando el 30% de los brasileros vive por debajo del umbral de la pobreza.
Conforme a cifras entregadas por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC), la pobreza en Ecuador se sitúa en el 25% y un 10,7 % está en extrema pobreza. Igual entidad informa que un 42,9 por ciento de los ciudadanos atraviesa carencias económicas severas, lo cual se agrava en las zonas rurales. A junio, en comparación con igual mes del año pasado, la pobreza y la pobreza extrema habrían disminuido como consecuencia de la reactivación de la economía. Sin perjuicio de ello uno de cada cuatro ecuatorianos vive con 87,57 dólares al mes, lo que significa que apenas puede cubrir el 12% de una canasta básica.
Chile está con cifras de inflación anualizada sobre el 11%, las que las nuevas generaciones no conocían porque no se producían tales guarismos desde a lo menos 20 años. Aunque con pequeñas variaciones, lo concreto es que toda Latinoamérica y el Caribe atraviesan por un momento crítico. Los gobiernos están contemplando poner un tope a los precios de los bienes y servicios para así aliviar la subida de la canasta básica, cuestión que también se está contemplando implementar en Europa.
La causa principal de los aumentos de los precios le es atribuido a la guerra de invasión de Rusia a Ucrania pues este último país proveía de muchos alimentos básicos, generando también un incremento en el precio del petróleo, lo que unido a la parálisis que ocasionó la pandemia hace que los fletes internacionales se hayan cuadruplicado afectando la inflación. Estados Unidos está con un incremento de los precios cercano al 9%, ocasionando que la FED este aplicando una política de choque aumentando las tasas de interés, pudiendo producirse una desaceleración de la economía o incluso una recesión que se traduce en una gran volatilidad de los mercados financieros.
En concreto, la inflación se ha generalizado en la mayoría de los países desarrollados, lo que hace un par de años era inconcebible. La política implementada por el Banco Central norteamericano (FED) ha sido secundada por la mayoría de los bancos centrales del mundo, generalizándose así el incremento de precios, con los perjuicios que ello ocasiona en países más pobres como los nuestros.
Y como si todo ello, no fuera suficiente, la inflación alta y duradera profundizará el mal humor social de los habitantes más pobres de esta región con posibles consecuencias políticas serias, como podrían ser nuevos estallidos sociales.