Este, que es uno de los interrogantes que con mucha preocupación día a día se hacen los cucuteños, resulta cierto. Cúcuta que es una ciudad con algo más de 800 mil habitantes apenas cuenta con 3.200 policías; para una ciudad, que vale reiterar, cuenta con uno de los niveles de informalidad cercanos al 70%, y niveles de desempleo de los más altos del país, es un pie de fuerza a todas luces insuficiente. Cada día advertimos hechos violentos cometidos en las calles de la ciudad en los que se pone de presente los niveles de inseguridad a que hemos llegado, en donde matar a una persona para robarle un celular es un acto de violencia que se ha presentado, incluso, entiendo que ya se han presentado algunos hechos en algunos pocos restaurantes. Todos sabemos que resulta imposible colocar un policía a cada ciudadano para su defensa, pero una vez más el Gobierno central debe enviar con urgencia más pie de fuerza a la ciudad.
La administración municipal ha hecho lo que ha estado a su alcance, como por ejemplo la destinación de algo más de 17.000 millones para instalación de cámaras de seguridad que evita que la situación sea más grave. Las causas del aumento de la delincuencia en la ciudad son incontrovertibles, manifiestas, no sólo por las razones muy nuestras ya anotadas de desempleo e informalidad, sino porque han ocurrido hechos violentos propiciados por jóvenes que vienen del vecino país, atraídos por la diferencia cambiaria, para quienes una suma apenas de 500 mil pesos resulta ser un botín que en Venezuela ya es apreciable. El salario mínimo en la república Bolivariana equivale a unos 300 mil pesos nuestros, e igual, con lo que ya sabemos, una inflación cercana al 270%, empujan en su carencia y desespero a algunos de ellos para cruzar la frontera y tratar de lucrarse de cualquier forma.
Y es que hechos violentos que pueden verse como intrascendentes, poco relevantes, por poner un ejemplo, el atraco en una tienda en cualquier sector popular de la ciudad, obligan a su propietario muy seguramente al cierre de su establecimiento, y con ello, más desempleo, informalidad y falta de confianza en las instituciones.
Con este panorama de inseguridad preocupante que se vive en la ciudad, algunos amigos y gente muy comprometida con la suerte de la ciudad, me comentan situaciones que se ven con frecuencia, y de aquí surge una pregunta para el comandante de la policía de la ciudad ¿por qué resulta frecuente ver algunos agentes de la policía entrando y saliendo de las ollas sin que estén en operativo alguno? Entran y salen con mucha naturalidad, ¿por qué? están combatiendo el hampa, o algo mucho más preocupante, como sucediera con el Bronx en Bogotá, o será que de alguna forma dejan que el ilícito continúe a cambio de algún beneficio. Debemos recuperar la seguridad para la ciudad, regresar a esa Cúcuta de hace muchos años en las que podíamos dejar el carro al frente de la casa sin ningún apremio, salir por las calles y caminar con tranquilidad, esa es la Perla del Norte, el portón de la frontera que necesitamos recuperar.