No me refiero al sector de la construcción, aquel que diseña y materializa las edificaciones, y que con cemento y hierro transforma las estructuras urbanas.
A propósito de la circunstancia de comenzar un nuevo año, cuando todo el mundo habla de lo mal o bien que le fue en el periodo anterior, bueno es pensar en la forma como se va a reforzar la estructura personal para que en este ciclo que se inicia nos vaya mejor, y ojalá, mucho mejor. Es un imperativo que debe ser consustancial a todas las personas. Si hacemos un balance para reconocer nuestras deficiencias, podemos hacer también una prospectiva para entender cómo se pueden mejorar las circunstancias que permitan y faciliten la construcción de un nuevo escenario personal.
Llegó una frase a mis manos que dice “La mejor forma de predecir tu futuro, es construirlo”. Y nada más cierto. Las cosas nunca llegan por casualidad, o por suerte, sino como premio o castigo por el bien actuar, por el mal actuar, o por no actuar. A un pensador le preguntaban que si la suerte existía y él respondió “sí existe; y me he dado cuenta, que entre más trabajo, más suerte tengo”.
Pero lo que tenemos que tener bien claro, es la elaboración del balance. Cuando uno no hace el ejercicio, no es posible identificar las fortalezas y debilidades, lo que conduce a continuar aplicando los mismos procedimientos, las mismas prácticas y seguramente actuando con los mismos defectos, y desde luego, cometiendo los mismos errores, lo que conlleva a proyectar un balance deficiente, precario y seguramente lamentable.
Y para introducirse en esta reflexión, es necesario despojarse de premisas, de sentimientos pasionales, de rencores, de odios, de resentimientos, de todo lo negativo que pueda afectar el ejercicio. Si eso no es posible, el resultado falla y el error se repite.
El comienzo de un nuevo año, debe interpretarse como una nueva oportunidad de la vida, como el ingreso a un escenario lleno de posibilidades, pero también de amenazas; y dentro de ese espacio, cada quien debe ser un protagonista proactivo y eficaz, que sea capaz de asumir los retos que impone el destino y que diseñe también sus propios desafíos para colocarlos en el escenario en donde le corresponde actuar.
La vida para todo ser humano, es una carrera de obstáculos: cada uno hay que saltarlo con éxito, si no está preparado para hacerlo, el obstáculo cae, y con él las esperanzas de un sueño que no se cumplió.
Que vengan entonces muchos sueños, y que vengan también la fortaleza y la determinación necesarias, para que éstos se puedan cumplir. Feliz año para todos.