El portal Live Science analizó el último informe de la Administración Nacional Atmosférica y Oceánica de los Estados Unidos (NOAA, por sus siglas en inglés) sobre el clima. Este informe hizo un recuento global de los registros de la temperatura terrestre y marina, de julio de 2019, y los comparó con su base de datos de 140 años, retrocediendo hasta 1880, concluyendo que el mes de julio pasado ha sido el más caliente del planeta desde que se llevan registros. Y alerta que el calentamiento global por emisiones de carbono sigue avanzando, tanto así, que las emisiones globales de carbón continuaron alcanzando nuevos picos, con 2018 teniendo un nuevo record para el total emitido. Y se sabe que los trópicos que habitamos, son las regiones que mayores efectos tendrán por el calentamiento global. Pero en Cúcuta, el impacto ambiental hoy, más que por el calentamiento global, que incide, es más por daño local, producto de la destrucción del hábitat de bosque seco tropical y el daño causado a los ríos.
Solicité al Ideam datos meteorológicos de Cúcuta en un período de entre 40 y 50 años, hasta hoy, y aunque no están completos, lo enviado permite obtener tendencias significativas. En ese período, la precipitación (lluvia) ha decrecido un 30%, pasando de 150 milímetros mensuales a algo más de 100 en el presente, mientras que la temperatura promedio diaria ha aumentado un grado centígrado en ese mismo período de tiempo. Y como esa cifra parece simple, veamos lo que el artículo de la NOAA dice sobre este valor, citando el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés) de la ONU: “Uno de los mensajes más fuertes de este informe es que ya estamos viendo las consecuencias de un crecimiento de 1 oC (1,8 oF) de calentamiento global, a través de climas más extremos, así como la elevación del nivel del mar y la disminución del hielo ártico, entre otros cambios”. Pero además la caída constante de la precipitación y el crecimiento constante y simultáneo de la temperatura, destaca un avance de la aridez creciente de la tierra, que, de seguir así, pondría algunas zonas en estado de predesertificación. Pero también se observa un crecimiento de la evaporación, lo que indica menos infiltración de agua en la tierra, corroborando el proceso de aridez, pero indicando igualmente alteración del ciclo hidrológico y su impacto sobre las aguas subterráneas y los ríos, los cuales además son sometidos a recibir toda clase de desechos orgánicos e inorgánicos. Esto traerá en el futuro posibilidades de sequias, inundaciones instantáneas fuertes y otros efectos ambientales graves.
Pero, además, hay otro efecto con el calentamiento que es objeto de un informe de un comité de trabajo de la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos. El informe titulado “La influencia del Cambio Ambiental Global sobre la Dinámica de las Enfermedades Infecciosas” establece que “los cambios inducidos por los humanos al ambiente físico pueden alterar las restricciones naturales sobre los agentes infecciosos, y su actividad, de maneras impredecibles”, y plantea la necesidad de búsqueda de la relación entre el aumento de temperatura y las enfermedades producidas por vectores (VBS, siglas en inglés). Los vectores (mosquitos esencialmente) están migrando, y resalta la dinámica de una enfermedad como la malaria, explicando que entre un medio es más caliente, el mosquito es más infeccioso. Y menciona la aparición de nuevos vectores que transmiten graves enfermedades infecciosas en nuevos hábitats, producto de ese calentamiento.
Resumiendo, estamos logrando por nuestra actuación, un daño ambiental con impacto severo en la temperatura, lo que sumado a estar rodeados de áreas tropicales endémicas en grave riesgo, como el Catatumbo, zona de daño ambiental por cultivos de coca, y por el estado fallido de Venezuela, con graves deficiencias en salud pública, y por ende, sin controles epidemiológicos, crear un riesgo de salud masivo creciente.
La amenaza de una grave epidemia infecciosa, sumada a la grave amenaza sísmica, y a la creciente vulnerabilidad, producto de administraciones públicas locales y regionales absolutamente indiferentes por incompetencia manifiesta y actitud venal, crean la “tormenta perfecta” para que se produzca un daño de dimensiones colosales al área metropolitana de Cúcuta. La mala gestión de la ciudad ya crea riesgos de alta intensidad para la ciudad, pero parece inevitable este destino.