Si algo distinguió la pasada Semana Santa, que mostró una vez más, la religiosidad de los colombianos, fue el llamamiento que hicieron los jerarcas católicos para terminar una peligrosa costumbre, que nos puede conducir, otra vez, al enfrentamiento entre los colombianos, con las consecuencias que ya conocemos: muertes, desplazamientos, quemas y regreso de la violencia.
Los sacerdotes, en sus discursos de viernes santo, que siempre se aprovechan para lanzar mensajes para la posteridad, formularon llamamiento que caen como anillo al dedo en los actuales momentos en nuestro país: en cumplimiento de los deseos del Papa Francisco, verdadera revelación que podríamos atribuir, si fuéramos creyentes, al Espíritu Santo, hicieron llamamiento a la cordura, virtud que parecen haber olvidado algunos colombianos, encabezados por expresidente que sólo piensa en volver al poder y hacer la vida imposible a su mayor rival, otro exmandatario cuyo nombre no quiero mencionar, para no ganar enemigos.
Los jerarcas católicos y seguramente muchos pastores, rabinos y religiosos de todas las creencias, invitaron a que se deje de lado el enfrentamiento que tiene dividido al país en dos bandos irreconciliables, al extremo de que toca adoptar, como he acordado con mi médico, la conducta de no hablar de política para evitar problemas e irse a las manos. O a las armas, que es peor.
Los obispos y los clérigos, según revelaron los medios de comunicación, hicieron llamamiento a que cese el enfrentamiento nacional, que no conduce a nada bueno. Uno de los obispos, monseñor Darío Monsalve, señaló que es necesario darnos la cara y recuperar la confianza, para terminar con el enfrentamiento entre dos bandos que parecen irreconciliables: la extrema derecha y sus rivales, situación que en el pasado nos llevó a la violencia que arrojó un saldo de más de 300 mil víctimas.
Bastantes problemas tenemos aquí para agregar otro ingrediente. No parece suficiente el pésimo servicio de los hospitales, la falta de educación, el desempleo y la inseguridad, para sumarle un problema, que en otras épocas nos condujo a los campos de batalla. Los colombianos, ya lo hemos demostrado, no necesitamos mucho para crear un problema. Por esa razón no parece lógico que personas que ocupan altos cargos, en lugar de invitar a la cordialidad, busquen la confrontación. Como ya se ha comprobado, no sirve siquiera la intervención del Papa para lograr calmar los ánimos y llevar el país a la paz. Es lógico que un ignorante no haga caso a los llamamientos del Papa, pero no que lo hagan nada menos que un expresidente y sus seguidores. ¿Que buscan quienes promueven el odio? Nada bueno, pues no le hacen caso a nadie. Pueden más el odio e intereses ocultos que la razón y la deuda con el país. GPT
P.D. Sigo pensando que el alcalde Enrique Peñalosa le tomará el pelo al metro, No le interesa, pues quiere más buses que contaminen la ciudad. Si hubiera dejado ya estaríamos montando en ese transporte. Otro al que le interesa más el bolsillo que la historia.