Preocupa enormemente la percepción de inseguridad que se está viviendo en el país, cuando las bandas criminales actúan en diferentes departamentos y en donde se observan claras incidencias del narcotráfico, de la minería ilegal y de organizaciones urbanas y rurales que se especializan en el crimen.
El tema de los embolsados en Bogotá, de las masacres en el sur y el oriente del país, el asesinato de líderes sociales, el incremento de riñas y delitos comunes en las ciudades, la aparición de invasiones de tierras, lleva a pensar en la urgencia de establecer refuerzos en materia de seguridad, para que la violencia no se apodere del territorio.
En estos momentos, cuando hay toda clase de reformas en las fuerzas del orden, y cuando vemos que alcaldes y Policía no tienen una relación armónica, no podemos menos que percibir un escenario de incertidumbre, que los delincuentes aprovechan para actuar, tal como lo están haciendo.
Cuando la seguridad no es posible percibirla por parte del ciudadano, la factura se va también a la inversión, pues los dueños del capital prefieren otras opciones, en donde su presencia sea mucho más tranquila, y sus recursos estén mayormente resguardados.
Pero preocupa mucho el escenario que se vivirá ahora con nuestro vecino Venezuela, considerado uno de los países más violentos del mundo, con presencia de toda clase de criminalidad, y con una alta incidencia de narcotráfico, de grupos guerrilleros, de contrabandistas y de extorsionadores, que tendrán canales de movilidad mucho más ágiles, ahora que se habla de apertura de fronteras, de operación aérea y de toda clase de facilidades para la movilización.
Resulta urgente valorar ese nuevo escenario, más cuando sabemos que las autoridades del vecino país han sido demasiado débiles en la persecución del delito, hasta el punto de que muchas de sus ciudades figuran con los más altos índices de muertes violentas y de delitos comunes.
Y por otro lado, la presencia, cada vez mayor de los carteles de la droga mexicanos, nos aterra, pues precisamente México es un país con tremendas implicaciones en ese delito, que lo ubica como uno de los escenarios de mayor incidencia en el mundo, en donde se cometen los peores crímenes, asociados con ese flagelo.
Ojalá que la inteligencia militar pueda reforzarse, en medio de esta avalancha de cambios, y que las autoridades locales, puedan afinar sus procesos de operación con la Policía, si es que se quiere avanzar en el tema.
Resulta aterrador que todos los días nos encontremos con casos escandalosos de protagonismo de los criminales, y que las pistas para localizarlos no aparezcan, lo que garantiza su imperio, y desde luego, su afianzamiento. No hay nada más desmotivador para una sociedad, que contemplar que el delito triunfa y que la impotencia para reducirlo se incrementa.
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