Es probable que Juan Sabath sea más conocido por este seudónimo que por su nombre de pila, Juan Mendoza Collazos, de quien diremos es un gran gestor y periodista cultural de la escena underground colombiana y no magister en semiótica, doctorado en filosofía en la Universidad de Lund en Suecia. Su libro Bienvenidos al Sabbath es más que meritorio, está con su portada negra en el stand de Norte de Santander en la Feria del Libro de Bogotá, presentado recientemente, la concurrida asistencia demostró que su libro es un valioso documento periodístico como pocos en Colombia.
No solo hay crónicas, entrevistas, reportajes y reseñas sobre eventos, conciertos y personajes de la música metal, black metal y expresiones similares, sino que es además un delicioso registro de textos que circularon en periódicos, programas y revistas del contexto underground durante 20 años, que aportaron además de manera invaluable a la cultura cucuteña, particularmente en revistas como Letra Oculta, producción de Javier Barrero, amigo, secuaz y cómplice de Juan a quien se llevó la pandemia.
Tres libros más adelante por el mismo anaquel se oyen las voces de los poetas asesinados en Colombia muchos de los cuales nunca vieron sus textos publicados, encontraron en una antología muy sentida que Saúl Gómez compiló con Épica Ediciones,sus versos son en este libro una forma de hablar desde las tumbas sobre las razones absurdas de muchas de sus muertes. Abajo, cuatro libros a la derecha estánlos ensayos de Fernando Chelle, Antonio Machado, Federico García Lorca entre las disertaciones. Sus compañeros de anaquel son las crónicas de Ocaña de Fernando Lobo Amaya, la novela de Álvaro Yáñez Peñarandaque cuenta cómo Francisco Antommarchi, médico de Napoleón, le cuenta a su hermano José María quien termina radicándose en Cúcuta esos días de vivencia con el emperador.
Popurrí de Eduardo Yañez Canal habla en las tardes como cuando este periodista cucuteño tomaba los micrófonos de Radio Sutatenza y su libro cuenta esos días, así como crónicas, microcuentos y relatos de más de 30 años de carrera. En las líneas de los estantes se albergan además literatura infantil y juvenil, crónicas, documentos académicos, biografías, testimonios de soldados y militares de la guerra de los Mil Días, pero también de la violencia bipartidista y otros episodios de la historia nacional que desde Norte de Santander siguen resonando en el tiempo.
Es una vitrina única que autores de la región tienen para presentar sus obras en el evento literario más importante de Colombia gracias a la gestión de la Gobernación del departamento; es un espacio donde conviven los libros y sus autores, aunque muchas veces ni se conozcan o tengan posturas disímiles, sin importar el género, el tipo de impresión, si es una editorial o es autopublicado nada de eso es necesario en este espacio que hace de posada, una casaque ofrece un café de Chinácota o una pequeña esquela del departamento al mundo; una especie de barrio de autores y poetas convocados por estos días en la feria. Tan diversos como Norte de Santander, para muchos es de las más valiosas de las experiencias que sus obras podrán tener.