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Las polémicas del puente
Sin duda, a una de las obras más esperadas de la ciudad.
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Sábado, 17 de Octubre de 2020

En estos días estaba prevista la inauguración del puente del terminal y como era de esperarse se presentó una polémica entre el exalcalde César Rojas, quien defendiendo su obra publicó un aviso de página entera en la Opinión, y de otro lado se escucharon los reparos del actual alcalde. Para iniciar, esta obra que se hizo por valorización tiene un costo para los cucuteños de 42 mil millones pesos. Sin duda, a una de las obras más esperadas de la ciudad por la afluencia de transporte en esa zona es evidente que le quedó faltando un deprimido como sucede con el puente de Atalaya. 

La falta del deprimido generará unas dificultades de tránsito como así: una persona que se dirija por la diagonal Santander hacia la terminal de transportes, si es que a eso se le puede llamar terminal, tiene que ir hasta la redoma del Palustre, girar y regresar. Absurdo. Hizo falta el deprimido como se hizo en Villa del Rosario en una buena planeación. De otro lado, quien desde Atalaya quiera dirigirse al barrio Sevilla, no hay conectividad. La vuelta es larga para llegar a su destino.

La obra como quedó aporta soluciones parciales, pero queda la impresión que pudimos haber hecho una obra mejor, más funcional, sin las dificultades anotadas. El puente de Atalaya está bien diseñado, el deprimido se hizo como correspondía, es funcional y queda un sinsabor que teniendo antes de la construcción de este puente del terminal este referente, no se hubiese planeado con el cuidado y las exigencias de flujo de carros que trae la zona. Si a ello se le agrega que las calzadas son angostas, con el paso de los meses sabremos si en realidad es el puente que garantiza la afluencia de carros, o por el contrario en algunos momentos traerá una indeseable congestión vehicular.

Lo cierto es que la obra ya quedó así, y en estos días el alcalde Yáñez me explicaba las varias obras que se harán a su alrededor para mejorar la zona. Se adoquinará la zona del parque de Sevilla, se recuperará la cancha y algunas otras obras que mejorarán su entorno. Igualmente, del otro lado, se prepara la peatonalización de algunas calles del centro, que si bien es un buen propósito, requerirá la articulación de policías de tránsito para que sea efectiva; quizás la obra que aún sigue pendiente para Cúcuta, que además se ha convertido en una vergüenza de ciudad es el antro en lo que se ha convertido la terminal de transportes.

Sigo creyendo que hoy por hoy, esa es la gran obra que un alcalde debe rescatar y dejarle a la ciudad. Ese debiera ser su gran legado. Sin ir muy lejos, las terminales de transporte de Pamplona y Ocaña son obras que se ajustan a las necesidades de su ciudad. No puede ser posible que ya entrado en el siglo XXI, una de las fronteras de más flujo en América Latina, no hayamos sido capaces de diseñar y construir una terminal de transportes como la requiere la ciudad. La corrupción lo puede todo; la que se inició hace 15 años en la vía a Puerto Santander, hasta donde recuerdo se colocó la primera piedra y se robaron el resto.

Las polémicas continuarán, por ahora se trata de hacerle los ajustes técnicos más viables, recuperar esa zona tan deteriorada urbanísticamente, mirar como rescatar esa construcción de la terminal que de hecho es de la gobernación y de ser posible, ahí en ese sitio, destinarlo a una actividad más amable con la ciudad y de paso acabar con una de las vergüenzas de Cúcuta.

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