Ese sábado 12 de agosto nos levantamos más temprano, madrugamos, la ilusión de ver jugar las muchachas de la selección Colombia de futbol en su partido enfrentando a Inglaterra en el marco del campeonato mundial de Australia, nos motivaba a estar pendientes de la actuación de este grupo de deportistas que al otro lado del mundo habían avanzado a la instancia de cuartos de final en una actuación inédita.
Desde el comienzo del juego se notó en la cancha la superioridad neta de las inglesas, su contextura física, la talla y fortaleza se hicieron patentes. Los enfrentamientos personales eran ganados por ellas y poco se podía hacer para descifrar y superar esa desventaja. La picardía y las gambetas quedaron como recursos a los cuales echaron mano las representantes nuestras para resistir e intentar de manera esporádica acercarse al marco rival y crear alguna jugada que terminara en gol.
Por arriba eran superadas las nuestras con facilidad y las oponentes aparte de exhibir su superioridad física no ahorraban energía, arrollaban a las colombianas quienes luego de unos pocos minutos se ponían de pie y seguían en la brega. No corrió la misma suerte la defensora Catalina Arias quien tuvo que abandonar el campo de juego por lesión en su rodilla derecha cuando el juego apenas estaba en sus primeros duelos.
Sin importar el asedio insistente de las jugadoras inglesas cuando corría el minuto 44 del partido una habilitación de Linda Caicedo puso en posición de anotar a Leicy Santos, ella levanto la pelota para “bañar” a la arquera inglesa y poner a ganar a nuestra selección acrecentando la ilusión del paso a la siguiente ronda del torneo mundialista. Duró poco la felicidad porque en un desafortunado enredo de Catalina Pérez no pudo atrapar el balón, este quedó suelto y un remate certero lo metió en nuestro propio arco para empatar el partido justo cuando estaba por terminar el primer tiempo.
En la segunda parte las cosas no cambiaron sustancialmente. Llegó el segundo gol de Inglaterra y luego la sustitución de Catalina Pérez, debió abandonar el juego por lesión. La esperanza comenzó a desvanecerse. A pesar de la tenacidad con que se afrontó la parte final del partido y la insistencia con que se jugó, el marcador fue adverso y eso significa que hasta aquí llegó la participación en este campeonato de estas superpoderosas.
No obstante, el resultado adverso de ayer este grupo se hace merecedor del agradecimiento de toda Colombia que les reconoce su lucha y entrega para representarnos y dejar bien alto el nombre de nuestro país. Esa participación está en la misma senda de las otras categorías del futbol femenino que también lograron actuaciones destacadas.
El apoyo que vienen reclamando las mismas jugadoras por parte de la Federación de Futbol y las autoridades cobra más vigencia y se acentúa ese reclamo con esta actuación en el mundial de Australia. Un campeonato nacional profesional respaldado por los clubes de futbol masculino y los patrocinadores, así como el reconocimiento de remuneraciones justas para las jugadoras, es lo que debe seguir y la lógica consecuencia de esta serie de actuaciones de las futbolistas colombianas que esta vez no pudieron prolongar nuestra ilusión que no está truncada sino aplazada porque con este proceso llegarán muchas más satisfacciones.
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