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Lineal, lineal… elemental
Y con la cercana elección de alcaldes y gobernadores, vendrán la feria de propuestas lineales de efectos desconocidos.
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Viernes, 26 de Octubre de 2018

Muchos países del mundo, si no todos, implantaron políticas de control natal, buscando controlar la explosión demográfica, por el riesgo que ésta implica para el planeta. Pues bien, como el crecimiento poblacional no solo depende de la tasa de natalidad (que a su vez depende del nivel educativo de la población), sino también de la tasa de mortalidad (qué por su parte, depende de la esperanza de vida, y ésta del desarrollo médico, la salud social y una mejor alimentación), lograr que la población no crezca requiere que las dos tasas se igualen, lo cual no ha sido posible, pues la población mundial ha crecido superando cualquier proyección.Lo qué si se obtuvo, fue que la edad promedio de la población se hiciera mayor, aumentando el número de viejos, lo que a su vez presionó los sistemas de salud y pensiones, al hacer que la relación trabajadores activos a jubilados decreciera, requiriéndose por lo tanto más subsidios gubernamentales para su atención, afectándose en consecuencia, los sistemas fiscales. En los países con buena estructura de desarrollo, este efecto se pudo neutralizar en parte, aunque se aumentó la desigualdad de los menos capacitados, pero en los países como Colombia, este hueco se quiere cubrir con más impuestos, que a su vez afectan el crecimiento del desarrollo, impactándose el empleo, y así, reduciendo aún más la tasa de trabajadores activos a jubilados, en una espiral contraccionista, que termina con efectos sociales graves, si no se considera la variable del desarrollo, que es el único derecho que en Colombia no se reclama.

Este es un ejemplo clásico de decisiones lineales (una causa un efecto, inmediato y proporcional), aplicadas a sistemas complejos. Una idea que parece buena termina en un gran problema, provocado de buena fe, pero que ignora la complejidad de la multitud de variables existentes. Los sistemas complejos se distinguen, además de sus múltiples variables, porque causa y efecto están espaciados en el tiempo, el efecto no es proporcional a la causa, y causa y efecto se retroalimentan entre ellas o con otras variables. Es el caos a ordenar. Para atender sistemas complejos se requiere conocer las interrelaciones de todas las variables, y trabajar de manera continua en su equilibrio. Esos modelos complejos son de uso común en ciencias e ingeniería, pero no en un sistema político tan básico como el colombiano, donde la política y la burocracia se autojustifican mediante la mediocridad jurídica.

Y con la cercana elección de alcaldes y gobernadores, vendrán la feria de propuestas lineales de efectos desconocidos. Oiremos peñalozadas como permitir edificios sin parqueaderos, para desincentivar el uso del carro privado, mientras el sistema de transporte público se degrada cada vez más, o petradas como que, lo que se debe definir es si la calle es del rico o del pobre, sin saber cuántas calles se necesitan. Todo burócrata está convencido que el mundo se mueve según sus deseos; sólo es ordenarlo. Y eso en la Bogotá de hoy.

En Cúcuta vendrán propuestas de todo tipo, sin el menor objetivo ni mucho menos algún análisis de variables; será solo una feria de propuestas, la ya tristemente famosa lista de mercado. Como lo muestra el mamertismo nacional, el pensamiento lineal es simple porque permite presentar lo complejo de manera elemental. La lucha de clases explica todos nuestros males, es una frase típica de ellos, que muestra que el pensamiento lineal es el más elemental de todos.

Por ejemplo, no se puede hablar de desarrollo de planificación de uso del suelo (no el simplón POT), sin considerar los sistemas de transporte en sus características de servicio público o privado, y en sus diferentes modos. Y no se pueden desarrollar sistemas sostenibles de transporte sin considerar sus efectos ambientales. Y así sucesivamente. Por eso es más fácil lanzar “proyecticos” aislados, que trabajar un modelo complejo, que poco “vende” y requiere razonamiento estudiado, y exige, carácter para tomar duras decisiones que rompan las linealidades pasadas. Por eso es mejor seguir ideologizandolo todo, o judicializar la política, o dar pan y circo; después de todo, hay bastantes resentidos o ilusos dispuestos a creer en milagros lineales.

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