Con el inesperado resultado del crecimiento de la economía en el 2023 de apenas un 0.6%, cuando se esperaba que podía ser del 1.5%, ahora sí la incertidumbre se apoderó del país por todo lado. Hace un año cuando se aprobó la reforma tributaria, fácilmente este era uno de los gobiernos con más dinero en muchos años de Colombia, y ahora sucede con la economía algo que es difícil de entender,ni siquiera para los economistas: presupuestalmente tenemos un déficit de aproximadamente 13 billones de pesos. Es uno de los peores crecimientos económicos en cerca de 60 años. Se sabe que la economía en el mundo no va bien, pero como mejor lo expresaba un escrito de este diario, “La economía está hecha pedazos en Colombia”. ¿Qué tanto puede estar pesando en este decrecimiento la desconfianza de los empresarios hacia el gobierno? Seguramente mucho. Vienen días difíciles para el país. A la inseguridad, a la incoherencia política en la que vemos a una joven como Laura Sarabia que maneja muchos temas de país, a unas reformas que tienen más dudas que realidades, a una paz total que no arranca, a unas bandas criminales que se apoderan de municipios, ahora se suma una economía en picada. Peor, imposible.
Mucho de lo que está sucediendo se explica por los términos de la carta de renuncia del exdirector Nacional de Planeación, Jorge Iván González, que era uno de los amigos más cercanos de Petro, filósofo y economista, una de las personas con mayor preparación del gobierno, quien además tenía una gran ventaja: quizás el único funcionario de gobierno que le decía al presidente lo que andaba mal. El doctor González, palabras más, palabras menos, le dice al presidente que su retórica e ideas son válidas, pero ponerlas en práctica es poco menos que imposible. El ex director es un hombre serio y pulcro, que prefiere renunciar y no seguir el camino de la mediocridad, el de aplaudir al presidente mientras recibe un salario, sabiendo desde planeación que el país va mal. Todo ello sucede con un presidente que anda distraído con una chica de menos de 30 años, con Laura, que juega a gobernar, que le pide la renuncia a los ministros, que quita y pone embajadores, que viaja por el mundo con el presidente, todo ello mientras el país se diluye.
He escrito varias veces que lo mejor que le puede pasar a Petro es que le vaya bien. Nada ganamos, nadie se beneficia, que el presidente no sea exitoso en su gestión de gobierno. Si Petro fracasa, pierde Colombia. El problema del presidente es que el tiempo pasa muy rápido. Unos meses más, y llega a la mitad de su mandato, y si a eso se agrega que para todo mandatario el último año en la práctica no cuenta, que es el de la contienda electoral, es tiempo que resta; Es decir, la realidad es que a Petro le queda poco tiempo para enderezar el camino, y lo peor, le renuncia uno de los pocos que le decía las verdades. Si a ello se suma, ya en el terreno político con las reformas en el congreso, que para muchos congresistas de aquí en adelantees más rentable hacer oposición que estar del lado del gobierno, el panorama no es el mejor por donde se le vea. Ojalá que el presidente reflexione porque están en juego muchas cosas de Colombia, de su futuro, y que no suceda que Petro pase a la historia como uno de los presidentes que deja un legado desastroso para Colombia. Por todo ello, es hora que Petro siga escuchando a Jorge Iván González, y mucho menos a Laura Sarabia.
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