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Lo urbano refleja lo que somos
La planeación urbana debe partir de definir lo que somos y para donde vamos.
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Viernes, 15 de Septiembre de 2017

Vi en La Opinión, que en la pasada feria del libro se discutió sobre lo urbano en Cúcuta y la afectación de la informalidad y la criminalidad en el futuro de la ciudad. Las fallas radican, según algunos expositores, en una clase política totalmente dedicada a sus intereses, una visión cortoplacista, el acomodo con lo irregular, y lo municipal, como elemento base de la planeación. Me adhiero a esos conceptos. Y añado que todo lo que hay malo en lo institucional o en lo social, se refleja sobre el territorio. La ciudad refleja lo que somos y nuestras creencias; lo social-institucional se materializa en lo urbano. Nuestro ser social es lo que se ve en la calle. 

Por eso, la planeación urbana debe partir de definir lo que somos y para donde vamos. Y eso descansa en dos conceptos estratégicos: el modelo de Estado y la propuesta de ciudad. En Cúcuta, históricamente, el estado local ha sido un eslabón débil en el desarrollo, pues su economía se ha basado en la relación bilateral, la cual nunca podrá abandonarse, pues siempre será una de las ventajas comparativas de la ciudad.

Pero desde la caída del bolívar hace ya 34 años, la ciudad ha venido en procesos de “desarrollo” privado individualizados y se ha esperado inútilmente que el Estado nacional nos resuelva los problemas, mediante la influencia de parlamentarios locales con más intereses privados que regionales; en cuanto al estado regional y al estado local, permitimos que cayeran en manos de incapaces y personas convencidas del uso privado de los recursos públicos. Recuperarlos para el desarrollo debería ser el primer objetivo estratégico a lograr. El segundo concepto estratégico es la propuesta de ciudad y en eso juega la geografía, la historia, la realidad actual, y claro, la institucionalidad, que no tenemos.

Ya sabemos, por 34 años, que la bonanza cambiaria acabó para siempre, que estamos aislados del occidente del país y sus costas, que la historia se perdió con el bolívar caro, que hoy vendemos materias primas como carbón y cobre, que por su carácter son volátiles en precios y su costo logístico es alto o dependemos de Venezuela para su comercialización, que tenemos una industria cerámica en diferentes niveles de desarrollo y que el gobierno nacional nos vende espejitos como “innovación”, “clusterización” y otras modas para no discutir como Cúcuta supera de manera competitiva su aislamiento y empieza a contar con una canasta energética amplia y competitiva. Lograr canasta energética y transporte competitivos, nos volvería a llevar a ser un hub logístico, como lo fuimos en la primera mitad del siglo XX cuando Cúcuta destacaba nacionalmente por su emprendimiento y no por sus “problemas”.

Cubiertos los principios estratégicos, recuperar el estado local y el estado regional, y desde lo privado, definir una visión de ciudad, debemos pasar a los principios tácticos, al cómo. Estos son: lograr un desarrollo sostenible, un modelo de planeación urbana con eje en lo metropolitano y alcanzar alguna independencia regional, con una visión supranacional de área metropolitana binacional, aunque hoy Venezuela no juega; habría que pensarse incluso sin la participación del Táchira. El desarrollo sostenible contempla tres dimensiones, económica (visión de ciudad), social y ambiental que forman una unión compleja que debe trabajarse en simultánea. Esta visión se materializa desde lo metropolitano, que pasa a ser el eje rector del desarrollo. 

Debido a los problemas asociados a la escasez de tierra urbana, la expansión de los servicios públicos y los daños ambientales, la mejor técnica de desarrollo urbano, hoy de trabajo multidisciplinario, es el de ciudad compacta mediante el desarrollo orientado por el transporte.

Este breve vistazo, muestra que la planeación urbana, lejos de ser un POT, documento estático para cobrar por cambios de uso, es un sistema de alta complejidad, dinámico, de seguimiento continuo, que resume la ciudad. Dejárselo a los mismos de siempre, solo conducirá a más informalidad y más subdesarrollo.

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