Para algunos hace falta mucho tiempo para la próxima elección presidencial, para otros por el contrario estamos en una fecha cercana para escoger a un nuevo mandatario, cuando ya han pasado siete años del mandato de Santos. Faltando un año para ese evento democrático ya suenan nombres y se mueven los miembros de los partidos o movimientos políticos, con tal de armar el rompecabezas a base de alianzas y compromisos, sin que falten desde ya los datos de las diversas encuestadoras que dan cuenta de las preferencias del público en este momento y de quienes tienen la mejor imagen positiva y la mayor imagen negativa. 

Sin duda que quien tiene hartas ganas de llegar a la presidencia es Germán Vargas Lleras, hasta hace poco vicepresidente, cargo al cual renunció para convertirse en aspirante a la Presidencia y donde acumuló un capital político con la construcción de carreteras y las vías 4G, además de entregar casas a  nombre del Estado. Tiene las características propias del político típico colombiano, además de ser un delfín por ser descendiente de la casta Lleras que ha gobernado en el pasado. Parece que el actual gobierno le armó el coroto para llegar al envión final con las posibilidades de ganar pero representa más de lo mismo, con todos sus males. 

De otro lado por el partido de la U, Roy Barreras ha saltado con claras intenciones. Es alguien a quien en la política se le reconoce por sus características camaleónicas, militó en las juventudes galanistas, fue representante a la cámara por Cambio Radical, senador por el Partido de la U, uribista y ahora confeso santista, como quiera que hiciera parte de la comisión negociadora de La Habana. Se va acomodando de acuerdo a las circunstancias y el tiempo, lo cual no es prenda de garantía para nadie y menos para un país que necesita renovarse. 

El exalcalde de Medellín y exgobernador de Antioquia, Sergio Fajardo, no oculta sus intenciones de ser presidente, por eso está dado a la tarea de recorrer el país llevando su mensaje “Empezamos por transformar la forma de hacer política”. Es por lo que se le reconoce, al igual que su lucha frontal con la corrupción, el mayor de todos los males entre la clase política, en lo cual coincide con otros políticos también presidenciables por sus respectivos partidos, como Claudia López del Partido Verde y Jorge Robledo del Polo Democrático. Con ellos ha mantenido reuniones buscando puntos de acuerdo y vitalizar una plataforma única que les permita fortalecerse y llegar a la elección presidencial con fuerza y siendo una verdadera alternativa, frente a la politiquería tradicional que está enquistada desde hace muchas décadas en la vida política y social del país. 

Vendrán más y los iremos reconociendo para ir decantando las posibilidades e intentar quedarnos con el que mejor le sirva al país. Falta tiempo.