La designación de un nuevo Secretario de Cultura en Norte de Santander abre nuevamente una esperanza para que la gestión en esta cartera aporte más a uno de los sectores terriblemente golpeado por la pandemia.
Por años han aprendido los gestores, artistas y cultores de todas las disciplinas en el departamento a abrirse paso en medio de las dificultades; siempre, con o sin apoyo de las entidades se siguen escribiendo historias que nos sacan emociones de las entrañas, poemas que nos elevan el espíritu, se componen melodías que no nos dejen olvidar el aroma de las brisas del pamplonita, se construyen obras de arte que traen impreso el sol cucuteño.
Seguirán abriéndose bibliotecas, seguirán sonando guitarras entre la miseria y el abandono, seguirá la cultura su camino y de allí que el principal reto del nuevo secretario para esta región es saldar las deudas de gestión luego de un proceso a espaldas del sector con mucho ruido y pocas nueces.
Uno de los desafíos a lograr es que los actores culturales sientan que no hay politiquería de por medio en la Secretaria, que no están haciéndoles un favor al contratarles sino que la autoridad cultural del departamento conoce y dignifica su trabajo. El voto del artista, si votó, no es requisito para expresar o enseñar un arte y esta entidad no puede seguir siendo vista como una caja menor de grupos políticos. El reto es ajustar el desastre del componente cultural en el Plan de Desarrollo y por ejemplo vincular a sectores como los migrantes, desplazados, víctimas del conflicto, comunidad Lbgti que fueron sacados del mismo o están ignorados. Ajustar sus errores hacia réditos de una inversión en cultura que nunca será mínima, no es mucho lo que se asigna frente a otros programas, pero de seguro una biblioteca abierta entregará mejores beneficios a Norte de Santander que una carretera.
Hay que darle la voz que se merece al Consejo Departamental de Cultura, si bien es sólo un órgano asesor, los artistas, las universidades, los sectores de la región pueden al menos allí, a través de sus representantes indicar las necesidades en materia cultural y no lo que el Secretario y sus asesores se imaginen. Si hay falencias, si desconocen la realidad de la cultura en Norte de Santander al menos hacerles saber públicamente. Es increíble que en 5 años y con contratación dedicada a ese fin sólo se lograra difícilmente que el nuestro sesionara una vez cuando la ordenanza indica mínimo cuatro veces por año.
El desafío es apostarle a una construcción de ciudadanía desde lo cultural, poner la entidad realmente a la altura de las dificultades de una región que tanto lo requiere. Un proyecto, una escuela de formación, un programa bien orientado redundará en beneficios donde la violencia y el narcotráfico llevan la delantera. Es necesario un verdadero estímulo de las necesidades culturales, de su integración con la realidad social, más formación, más cuidado del patrimonio.
El reto es asumir de nuevo un liderazgo cultural que es reconocido a nivel nacional a través de programas como la Red de Bibliotecas, el Concurso Jorge Gaitán Durán y Eduardo Cote Lamus, la Escuela de Artes en Ocaña, el Museo Ramírez Villamizar en Pamplona, el Festival de Música Ciudad de Cúcuta, el de Música Tradicional Campesina en Toledo, el Oriol Rangel en Pamplonita, el de Pesca Artesanal en Mutiscua y tantos otros que hacen lucir bien no al Secretario o al Gobernador sino a nuestra hermosa identidad.
@Yopoetrix