Hace rato que entre nosotros se hizo endémico el dengue, lo cual significa que siempre tenemos casos de esta enfermedad y durante algunos días relacionados con una mayor frecuencia de lluvias, aumenta el número de enfermos. Por tanto, convivimos con esta enfermedad que es transmitida por zancudos. La población en general ha aprendido a reconocer sus síntomas y el manejo oportuno en los centros médicos da buenos resultados con una mortalidad baja.
Al finalizar el año pasado y comienzos de este hizo su aparición en esta zona la fiebre chikungunya, de la cual por ser novedosa tuvimos que aprender de ella tanto pacientes como el personal de salud y eso mismo hizo que se tejieran diversas historias a su alrededor. Es una enfermedad que si bien no es mortal si puede causar mayores molestias por la inflamación y dolores articulares que suelen acompañar a la fiebre, las que pueden persistir por varios meses, con recuperación posterior.
Aunque por aquí ya pasó esa enfermedad, también transmitidas por zancudos, todavía hay quienes sienten que para ellos nada volvió a ser igual luego del Chikungunya. Este año no podía faltar la novedad que, corre por cuenta de la Fiebre Zika, la cual se parece mucho a las anteriores, también se acompaña de dolores articulares, un brote generalizado en la piel, congestión en los ojos y las fiebres son más altas, aunque con pocas complicaciones.
El inconveniente está en que llegó de la mano de los zancudos muy cercana a la época de las festividades de fin de año y a más de uno le amargó el rato. Pero muy pronto se irá, dejando recuerdos a quienes la padecieron, pero con muy escasas secuelas. La buena noticia de esta temporada tiene que ver con la pólvora. Después de la festividad de nochebuena y Navidad, no se registraron en Cúcuta víctimas de quemaduras por este explosivo.
Como para creer que los cucuteños ya aprendimos la lección y entendimos que su uso es dañino y que si algunos todavía persisten en el empeño de hacer estallidos y ver sus destellos, están haciendo mejor uso de esos elementos y sobre todo no están permitiendo su manipulación a los niños.
Aunque podrían estar concurriendo también otras circunstancias, tales como la falta de plata para gastar en juegos pirotécnicos y que si alguien resultó quemado no acudió a los centros de salud para evadir el registro y el conocimiento de las autoridades que los podrían sancionar. De cualquier manera, es bueno que no hubiera quemados. Hay que reseñarlo como un hecho positivo que se debe extender a las celebraciones del año viejo.
Esperemos que no lleguen nuevos males, que las reiteradas riñas en medio de las celebraciones y la borrachera sean pocas al terminar el 2015 y que haya buena salud para todos en el nuevo año.