“La primera víctima cuando llega la guerra, es la verdad”, frase atribuida al senador estadounidense Hiram Johnson en 1917 se aplica perfectamente a la actual campaña presidencial, que tiene todas las características de una guerra de desinformación y de guerra sucia, con intervención del gobierno.
Entre las muchas mentiras, medias verdades y estadísticas con “impacto electoral”, está la del fracking que no cuenta aún con un estudio “objetivo” concluyente sobre sus efectos, pues lo que se ha encontrado es que hay muchos estudios “sesgados”. La razón de ello es que el fracking en los Estados Unidos fue desarrollado por un gran número de pequeñas empresas (más de 90 mil), lo cual sacó de un mercado importante a las grandes petroleras, quienes optaron por realizar una gran arremetida de estudios e incluso películas, que muestran que el fracking produce desde contaminación masiva hasta sismos.
Ahora bien, claro que la producción de hidrocarburos vía fracking es contaminante, lo que no es concluyente es que lo sea más que la producción de hidrocarburos convencionales, los cuales hoy intentan penetrar incluso el ártico. Lo que sí se sabe es que el gran volumen de agua requerido, afecta a este recurso cada vez más valioso. Pero lo mismo puede decirse de la producción convencional de pozos petroleros. Restringir el fracking e impulsar la búsqueda convencional de hidrocarburos es un contrasentido, al menos hasta que un estudio independiente que está en desarrollo, permita tener certeza del tema.
Ahora, si lo que se quiere es entrar en serio en un modelo de desarrollo sostenible, que se empiece a desmontar la dependencia de los hidrocarburos, sea que provengan de producción convencional o fracking. El asunto es bastante complejo como para reducirlo de forma caricaturesca, a reemplazar el petróleo por aguacates. Para que se logre un enfoque de desarrollo sostenible, lo primero que se debe plantear es un real modelo de desarrollo económico, que es lo contrario a la economía insostenible del subsidio que hoy tenemos, leviatán montado sobre la excusa de luchar contra la pobreza. Lograr el desarrollo sostenible implica cambiar el “modelo” de estado que hoy tenemos, a lo que nadie parece estar dispuesto.
Ese cambio implica no seguir teniendo a Ecopetrol como caja del gobierno y desmontar ese monopolio estatal ineficiente, para empezar. Orientar la política fiscal a cobrar los verdaderos costos de la contaminación en todo el sector industrial e incentivar las energías renovables de manera seria, planear una verdadera descentralización que permita superar las coyunturas regionales, hacer una verdadera planeación del ordenamiento territorial, dejando de usar “cartillitas” de planeación nacional, logrando quitarle el carácter de peaje en que han convertido los POT los alcaldes, integrar los modelos de transporte urbano e interurbano con la planeación de uso del suelo, son varias las medidas a tomar para intentar lograr un desarrollo realmente sostenible.
Demonizar el fracking proponiendo agricultura por energía, es como plantear la lucha contra la corrupción dejando el sistema como está, o luchar contra el crimen sin modificar la justicia. No son propuestas “progresistas”, son piedras lanzadas por mamerto-ambientalistas. Es otra forma de lucha del manual mamerto, que ni siquiera se da cuenta que hace de idiota útil de las grandes petroleras.
A los que hoy se pronuncian indignados contra el fracking, no se les ha oído opinar sobre la creciente dieselización del parque automotor, responsable de gran parte de la contaminación del país, o contra la tala de bosque para sembrar “mares de coca”, o por la contaminación monstruosa producida por los atentados a la infraestructura de transporte de hidrocarburos. Peñaloza en Bogotá está proponiendo cambiar de largo plazo el parque automotor del transporte urbano de bus dedicado, siguiendo con el diésel, y no ha tenido del gobierno nacional ni de las autoridades ambientales ni de los candidatos presidenciales la adecuada oposición, porque al “sistema” le sirve. Hay mucho “progresista” rojo sangre tapándose con verde, y mucho periodista queriendo hacerle eco.