¿En qué somos diferentes los cucuteños? Para resumir, en que pensamos chiquitico. Tal vez un ejemplo ilustre el porqué de esa frase.
Electricaribe es la empresa distribuidora de energía eléctrica de la costa caribe, y ha sido un dolor de cabeza regional y nacional, por los mismos males que sufrieron los servicios públicos cuando cayeron en manos de los políticos, allá por los años sesenta. Las empresas de servicios públicos se burocratizaron a niveles insostenibles, lo que, sumado a la corrupción pura y dura, acabó con esos entes, que pasaron con la ley de servicios públicos a un esquema de manejo privado. En esos años de propiedad estatal, la calidad del servicio fue cada vez peor, la desinversión en activos se transformó en patrimonio de los políticos, y las tarifas, que se fijaban a dedo, no dejaron de subir. A propósito, es bueno recordar ésta historia ahora que se habla de que la EIS vuelva a tomar la operación del acueducto.
Hasta hace un par de años, la propiedad de Electricaribe estuvo en manos de inversionistas extranjeros cuyo propósito era cumplir los mínimos exigidos, o menos, y por eso, ante la realidad que no había mejoría del servicio, la empresa debió ser intervenida. Los dos grandes problemas de Electricaribe hoy son las pérdidas técnicas y no técnicas, y la cultura de no pago que los políticos dejaron extender en la región. Hoy es una empresa financieramente inviable, y eso lo saben los líderes costeños. Los pasivos de Electricaribe, en particular, el pasivo pensional, hacen imposible cualquier venta, pues como está hoy, es un pozo sin fondo de consumir dinero. Ante esa realidad, los líderes costeños le dijeron al gobierno nacional que la Nación debía asumir esos pasivos, y el gobierno respondió que no, que lo pagaran los costeños de estratos socioeconómicos medio alto a alto. Los costeños, unidos, dijeron que no, que el gobierno estampillará ese pasivo nacionalmente. El cargo estampilla, en términos comunes, es que todos los usuarios del servicio en el país paguen. El gobierno se resistió y el bloque parlamentario costeño en el Congreso le hizo a entender al gobierno que se le iba a “complicar” la agenda legislativa, si no se hacia la estampilla nacional, y voilá, se hizo. Hoy los estratos 4, 5 y 6 en todo el país pagan el pasivo de Electricaribe.
Cuando se hizo el plan gas en el gobierno Barco, se definió construir una red nacional de gasoductos mediante concesiones gubernamentales; es un misterio, como el de los ovnis, porque Cúcuta no quedó en ese plan, más aun siendo Barco cucuteño, pero nadie en Cúcuta dijo nada. La regulación evolucionó hasta plantear que la Unidad de Planeación del Ministerio de Minas y Energía hiciera estudios para optimizar la expansión del sistema de gas natural, y dichos proyectos se pagarían mediante cargo estampilla, como los pasivos de Electricaribe (con los usuarios del gas natural). Ahí sí, se le planteó a esa Unidad de Planeación el tubo de conexión a Cúcuta que no quedó en el plan gas, pero ahí sí, a diferencia de cómo se expandió el resto del sistema, el tubo debía ser financieramente viable; y para la burocracia nacional, la demanda de “ese pueblo siempre será” muy baja para justificarlo. Es decir, no se iba a incluir, como les dijeron al principio a los costeños. ¿Y qué pasó? ¿Los líderes regionales se unieron para exigir al gobierno nacional esta obra, base de la competitividad, como hicieron los costeños? NO. Ahí empezó la feria de los pequeños intereses locales a jugar. Que hagamos un tubo pequeñito (tubo pitillo), que siga haciendo caro el gas al usuario final, con fondos del Ministerio de Minas y Energía; que lo hagamos por San Alberto, no por Aguachica, donde es técnicamente más viable; que el gasoducto solo es viable cuando transporte 25 millones de pies cúbicos por día. Como referencia, todo Santander no consume 10 millones de pies cúbicos diarios y está conectado a la red nacional de gasoductos desde los años del plan gas allá por los. Otros sostienen que en Cúcuta hay gas, y hay más teorías, que, en resumen, no sólo no le crea presión al gobierno nacional para que nos incluya en el plan de expansión de gas, sino que le da argumentos al gobierno nacional para seguir negándolo, como ha hecho desde hace dos décadas. Como no nos entra en la cabeza la importancia de una conexión real de Cúcuta al Sistema Nacional de Transporte de Gas Natural, nos quedamos en el minimalismo de los pequeños intereses, mientras los demás sí avanzan. Y seguiremos como un sistema aislado con el gas natural el más caro del país que es la idea última del gobierno y de algunos en Cúcuta. Y habrá justificaciones “financieras” para decir que “ese pueblo” (Cúcuta) no merece como los costeños un cargo estampilla; y muchas de esas justificaciones vendrán también desde Cúcuta, y entraremos en la tercera década de parálisis por el análisis.
¿Será que pensar chiquitico nos va a sacar de la olla en que nos estamos cocinando? No, pero al menos no nos devanamos los sesos pensando en eso; que lo hagan en Medellín y en Barranquilla. En Cúcuta no estamos para esas cosas de desarrollar proyectos grandes. Mejor que nos quiten el iva.