Salario es una palabra derivada del latín salarium, cuya traducción es algo así como pago con sal, pues a los trabajadores en el antiguo Egipto se les pagaba con sacos de sal. A través de la historia y a medida que se fue extendiendo su uso, han aparecido varias denominaciones de acuerdo a la cantidad pagada, a la forma de hacerlo, a su periodicidad y al poder adquisitivo que representa.
Entre los más conocidos están: salario nominal, salario mixto, salario mensual(sueldo), salario quincenal, salario diario (jornal), salario integral, salario fijo, salario variable, salario mínimo, salario en metálico (dinero) y salario en especie.
Pero como reza el adagio popular, los tiempos cambian y las generaciones también. Por esto, con la llegada a los puestos de trabajo de la Generación de los Millennials o Generación Peter Pan, los jóvenes nacidos entre 1980 – 2000, se fue implementando un nuevo sistema de remuneración: El Salario Emocional. La característica especial de este novedoso sistema de remuneración son los beneficios tangibles e intangibles ofrecidos por los empleadores para complementar la remuneración económica de sus trabajadores.
Con esta estrategia laboral se demuestra que no solo el dinero es un motivador importante para garantizar la satisfacción y retención del talento humano. A diferencia de las generaciones anteriores, en el que el éxito estaba representado en la cantidad de cosas que podían comprar con el sueldo, para los millennials, o Generación Y, que en Colombia llegan a los 14 millones (28 por ciento de la población), las actividades flexibles como el teletrabajo, la flexibilización del tiempo con la oportunidad de varios horarios y el código del vestuario, son la mejor estrategia para lograr su permanencia en las empresas.
La implementación del Salario Emocional en las empresas es una oportunidad para que cada uno se acomode de acuerdo a sus expectativas y para mejorar la relación entre jefes y colaboradores como una estrategia para lograr la felicidad laboral.
De acuerdo a investigaciones del Centro de Competitividad de la Universidad WARWIC (Canadá), la productividad de una empresa mejora considerablemente gracias a los estados de felicidad de sus empleados, pues las personas felices son optimistas, creativas, se adaptan al grupo, logran sus objetivos y resuelven problemas, no los crean. En las empresas competitivas reina la felicidad.