Existe un conocido refrán y una comedia del escritor del Siglo de Oro español, Lope de Vega Carpio que dice: “Obras son amores y no buenas razones”
Traigo a colación tan sabia frase, consiente que son muchas las personas que han escrito, sobre la forma en que ven la letal amenaza del virus COVID – 19, motivo por el cual es necesario hacer muy visible una injusta situación por la que atraviesan las personas que con dedicación y profesionalismo, tienen la responsabilidad de cuidar y recuperar a los contagiados contagiadas.
Ese equipo de personas está compuesto por el grupo de médicos, enfermeras (os), camilleros, auxiliares, conductores y personal administrativo de las diferentes IPS que conforman la red hospitalaria de las ciudades y que dados sus insignificantes salarios, deben tomar transporte público en su gran mayoría, quedando expuestos a la mortal enfermedad.
Pensemos que el hecho de estar laborando en el epicentro del contagio, no solo de esa enfermedad sino de muchas otras, están en riesgo permanente y si a eso le sumamos que cansados de extenuantes jornadas, salen a buscar cualquier medio de transporte para llegar a sus hogares, tendremos sin lugar a dudas un verdadero detonante de desmotivación y amenaza de contagio a sus familiares cercanos.
Absolutamente nadie sabe en qué terminará la pesadilla y no podemos determinar su alcance, puesto que cada país define sobre el camino las medidas a tomar, todas ellas, dependiendo de los recursos disponibles y esos son limitados en nuestra ciudad.
A la fecha, no recuerdo autoridad alguna que le cuente a la ciudadanía residente en frontera, de cuántas camas dispone en caso de que el escalamiento del virus, se presente en su verdadera magnitud y mucho menos conocemos cuántas unidades de cuidados intensivos (UCI) están listas y tampoco, de cuántos respiradores mecánicos se dispone, habida cuenta que una vez la infección haga sus estragos, morirán muchas personas por imposibilidad técnica y humana, dado el caso que dentro del grupo de infectados se encuentren los héroes de la salud.
Es por eso, que la administración municipal, debe abordar la situación expuesta, definiendo una estrategia que permita el uso exclusivo del grupo de personas citado y que son pilar fundamental en el éxito de la lucha contra la enfermedad.
No solo se trata de garantizar el transporte, sino que en el contrato que se celebre con alguna empresa del gremio, incluya la desinfección de las unidades varias veces al día, buscando la protección integral de los pasajeros. Deben ser rutas que cubran los sectores de habitación y que les garantice llegar a tiempo a sus turnos. Es decir, que debe tenerse en cuenta las veinticuatro horas del día.
Nada sacamos con tener disponibilidad de recursos si no se cuenta con el talento humano que a estas horas no permite entrenamiento adicional, que incluya los cuidados de las personas que tengan que atravesar semejante calvario y de ahí que hoy cobra especial vigencia el refrán: “Obras son amores y no buenas razones”. Garanticemos la movilidad a nuestros héroes.