Es una frase pronunciada hace más de 60 años por el maestro Darío Echandía en momentos en que a mediados del siglo pasado el país estaba devorado por la violencia bipartidista. Lo que no llegó a imaginar nunca el expresidente es que con el paso de los años esa frase terminaría volviéndose histórica, algo así como definir en pocas palabras “el alma política de una nación”, sus pasiones, sus emociones. Una gran frase que hoy cobra vigencia en Colombia. En alguna ocasión le preguntaron al maestro las circunstancias del porqué había pronunciado esa expresión, y llegó a decir que no recordaba haberla dicho, pero que en todo caso se excusaba con los todos los cafres del país.
Mirando el significado de cafre, hace referencia a alguien vulgar, engreído, inescrupuloso. No es tarea fácil mencionar quienes han sido cafres en la historia de Colombia. Supongo que en los años del maestro Echandía, entre los años 40 y 50 del siglo pasado, hacía referencia a ese personaje siniestro León María Lozano que en el departamento del Cauca en las noches ordenaba matar, y al día siguiente madrugaba para ir a misa, como lo representa la película “Cóndores no entierran todos los días”; ese apenas era un ejemplo. Hay una frase de Borges que recuerdo en este momento: “La historia universal es la historia de unas cuantas metáforas”. Parafraseando, la historia política en Colombia está rodeada de sucesivos sainetes, muchos de ellos sórdidos, desmoralizantes, en los que los actores son cafres, le hacen mucho daño a la moral y la confianza del país. Hoy en día en Colombia mucha gente se pregunta: ¿Y este era el cambio?
A principios de año estuve en el encuentro literario “Hay Festival” en Cartagena, y allí en una librería vi a un expresidente que me da repulsión su figura, que no dan ganas de saludarlo, eso sucede con Ernesto Samper, con quien contrariamente debería ser un encuentro grato cuando un ciudadano coincide con un expresidente y tiene la oportunidad en pocos minutos de hablar algo de su gobierno, del país, pero no, es mejor evitarlo. Es probable que con el episodio del proceso 8 mil sea un cafre como lo decía el maestro Echandía, porque soy de los que creo que de ese daño moral que se le hizo a Colombia, el país aún no se ha recuperado. Si en estos momentos me encontrara en un encuentro de esos por ejemplo con el expresidente Juan Manuel Santos, lo felicitaría porque creo que a pesar de todas las dificultades trato de implementar la paz en el país.
¿Y quiénes son los cafres hoy en Colombia? Para mí hay unos claramente, no identificables fácilmente, el influencer perverso, inmoral, grotesco que ha difundido la versión de que el rescate de los niños apenas fue un montaje, que coincidió con el escándalo del presidente, que algo raro hay ahí. Tenemos una propensión en el país para crear historias y relatos perversos. Aquí la realidad es que hay que aplaudir el esfuerzo de nuestros soldados que durante 40 días estuvieron en la selva encontrándolos, y ahora lo hacen con el perro Wilson. Y sigo, ¿Es un cafre Benedetti? Aún no se, pero lo que si es muy lamentable es que un hombre con el recorrido político de Petro haya confiado en la segunda vuelta, por el afán de ganar, de poner todo su capital político y de paso comprometer el futuro de un país, en un personaje como Benedetti que se ha pasado por todos los partidos políticos del país. Gravísimo error de Petro. Falta saber que le contará estos días a la fiscalía el exembajador que creía que en cualquier momento tenía derecho a ser ministro de defensa.
Historia dura, triste para Colombia, asediada por cafres, en donde es muy probable que seremos apenas espectadores en los próximos días de unas acusaciones que ponen en evidencia la indecencia con la que se maneja a Colombia.