Cuando tratamos de solucionar un problema con una acción enfocada solo en la causa aparente, eso se llama pensamiento lineal. Ninguna de ellas soluciona el problema, solo lo agrava, lo que usualmente lleva a más medidas similares llevando al llamado síndrome del martillo más grande: si no entra la puntilla, dele con un martillo más grande. Las relaciones causa-efecto, conocidas como relaciones lineales, es la forma común en que actuamos las personas a pesar de estar inmersos en sistemas, que es la forma en que actúa la naturaleza.

Un sistema, a diferencia de una relación lineal, es un conjunto de elementos interactuando hacia el mismo propósito. Todo lo que observamos es un sistema: el cuerpo humano, la economía, el desarrollo urbano, los ecosistemas y podemos seguir y seguir. La razón de seguir con pensamiento lineal es debido a varios factores, siendo el primero de ellos una educación y manejo de información de pensamiento lineal.

Otro factor, que se da principalmente en el sector público, es la soberbia del burócrata que cree que puede "ordenar" a los sistemas la manera de actuar. Es de todos los días oír a un burócrata decir que van a hacer una nueva vía para desembotellar el tráfico sin considerar la totalidad de la red y sus flujos de tránsito. O tomar medidas económicas sin consultar el sistema económico, para aliviar la pobreza. Los fracasos de estas decisiones se ven por todas partes. Y muchas veces estos burócratas, como se ha visto recientemente, suman además ineptitud y corrupción. La visión petrista de estatizar para aliviar la pobreza mediante la estatización de la sociedad, es una visión lineal propia de los radicales, que ya sabemos cómo termina.

Un tercer factor, muy de la época, es la "ignorancia orgullosa" que se tomó la sociedad y la volvió "subjetivamente simplista". Para que estudiar el sistema de la ciudad si leo en internet como se planifica y eso me lleva quince minutos. En la era del pensamiento complejo, la “subjetividad” del libre ejercicio de la personalidad mal entendido, hizo a la sociedad más ignorante.

Abandonar el pensamiento lineal implica buscar información creíble y conocimiento que nos permita entender las relaciones de retroalimentación del sistema y tener humildad para entender que no podremos abarcar todas las relaciones del sistema a pesar de nuestro esfuerzo. Lo que permitirá es saber cuál es la  probabilidad de los posibles efectos que pueda tener una acción que tomemos.

Sirven algunos ejemplos en esta época de campañas políticas. Los candidatos prometen mejorar la seguridad o la movilidad  o la educación o la economía o la salud con medidas de tipo lineal. Para la inseguridad más policías, para la movilidad más pico y placa, para la educación más beneficios al magisterio, para la economía apoyo al emprendimiento, para la salud más médicos (mejor si son paramédicos venezolanos o cubanos).

El pensamiento sistémico muestra que la seguridad es imposible sin buena información y con un sistema judicial de alta impunidad, que a su vez depende de una inadecuada estructura legal y jurisprudencial. La movilidad depende de una adecuada red de flujo vehicular, jerarquizada, integral y de un sistema de transporte público multimodal e integrado, coherente con los usos del suelo. La educación es dependiente de la preparación en competencias, pensamiento crítico, pertinencia la cual a su vez depende del desarrollo económico: educación para el trabajo no educación porque no hay trabajo. El desarrollo económico es dependiente de la infraestructura, la cual a su vez depende del modelo institucional. La salud, la morbilidad en particular, tiene mucha relación con los sistemas sanitarios y de control epidemiológico, y estos a su vez de infraestructura sanitaria y modelos de vivienda.

Soplar y hacer botellas es la frase popular que mejor aplica al pensamiento lineal. Será interesante ver si en algún programa de gobierno local o regional aparece el pensamiento sistémico, que sería como encontrar un diamante en un bulto de carbón.