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Percepción: más de lo mismo
Duque: no se percibe que es ni para donde va.
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Viernes, 2 de Noviembre de 2018

Los expertos en marketing saben de la importancia que un producto sea percibido por el consumidor, porque si no lo logra, solo le queda el camino de la eliminación. Eso es lo que podemos apreciar en los primeros 90 días del gobierno Duque: no se percibe que es ni para donde va. 

En seguridad, no se percibe si sigue la política de apaciguamiento del premio Nobel o va a volver a la ofensiva contra el crimen organizado. 

Ni sigue, ni levanta la mesa de La Habana con el grupo criminal-anarquista del Eln, lo que anunció iba a definir en los primeros 30 días, y no hizo. Y sigue con la cúpula militar que acompañó a Santos en su política de inmovilizar las tropas, que ya le ha hecho anunciar dos positivos falsos: la caída de Guacho y la liberación del hijo del alcalde de El Carmen. 

Hoy, en el seno de las fuerzas militares hay fuertes tensiones por esta convivencia entre dos modelos de operación militar excluyente.

En economía, su ministro de hacienda les ha dado pie a sus enemigos para mostrarlo como un antipopular, y le ha hecho gastar tiempo en su defensa a él y a su bancada de gobierno, sin que aún se sepa qué piensa hacer para volver a mover una economía que Santos dejó trancada, como no sea volver a gastar la lotería del petróleo caro, que más pronto que tarde volverá a bajar de precio. 

Y propone una ley de financiamiento, es decir otra reforma tributaria, que muestra, una vez más, la “necesidad” de recursos, aumentando los impuestos y aplicando las avivatadas que tanto le gustaban a Santos. 

Avivatadas como mantener las tasas, que se bajaran gradualmente “después”, aunque el año entrante se verá si meten un articulito para prorrogar las actuales y dejar la gradualidad para después. 

Lo mismo pasa con la renta a empresas, “pudiéndose” cruzar otros impuestos como el de industria y comercio (los regionales, para mantener el gasto central) o el iva, todo bajo ciertas condiciones, las cuales después se eliminarán para “nivelar el terreno”. 

Y deja el 4 por mil y vuelve al impuesto de riqueza, porque se gravan las personas naturales, no las empresas, como dijo el director de la dian, como si las empresas no fueran de personas naturales. 

Y además nos cuentan que esta nueva cascada impositiva “buscara” impulsar el desarrollo económico; nos creen ilusos. 

Los mismos economistas monetaristas con las mismas recetas.

Esta podría ser una reforma tributaria pasada por Santos, con mentiritas y todo. 

Y así sucede en infraestructura, donde dijo que no había recursos para inversión en nuevos proyectos. 

Educación, se la tomó la izquierda como bandera, mientras el presidente Duque cede y cede, siendo tomado como un débil. En salud, ambiente, justicia no se logra percibir hacia dónde va.

El presidente Duque se comió el cuento de acabar con la polarización, y en ese cometido ha querido jugar al equilibrio, sin coger bando, pensando que así lograría unir al país, y lo que ha logrado es que 90 días después de su posesión no se perciba para donde va, y empiece a perder los afectos de sus millones de votantes, que se sumaran a los millones que votaron contra él, por ser el títere de Uribe.

La polarización la creó un gobierno con un líder megalómano, y no se puede acabar sino cuando se muestre la posibilidad de un modelo económico y político que permita el desarrollo, cosa que ofende a la izquierda nacional, a la que Duque está haciendo concesiones por omisión. 

Todos esperamos aún la manifestación de un derrotero claro, que no solo sean hechos novedosos e importantes como superar la mermelada, y atacar el famoso “derecho” del porte de dosis mínima de drogas, sino una más clara orientación económica y de decisión política hacia la legalidad real, y no la de las cortes politizadas.

Esperábamos de Usted audacias menores de 40 años, nombrando en hacienda un ministro joven, separado de la corriente monetarista central (grupo que hoy además se define de izquierda), que fuera capaz de innovar en cuanto a desarrollo.

Las viejas tendencias no llevan a nuevas innovaciones. Aspiramos a jóvenes audacias, no a viejos continuimos. Aspiramos a cortes más profundos con el anterior gobierno, no sólo a construir sobre lo destruido. Aspiramos a potencializar el sector privado, no a mantener el estado elefantiásico. Y aspiramos a que sea el gran jubilador de viejos liderazgos, y controlador de delfinazgos, no a que sea un presidente más, de esos que se dan en Colombia.

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