Hasta junio de 2016 la moneda colombiana era considerada la más devaluada de América Latina pues un dólar costaba $3.440, en diciembre de 2017 su cotización bajó a $2.984 y esta semana ha llegado a los $2.733. Esta valorización del peso de 9 por ciento en lo corrido dEL año, le ha valido el reconocimiento como la moneda más valorizada de los países emergentes y la más revaluada del mundo en lo corrido de 2018.
Las razón de la recuperación del peso ($) es el incremento de ingresos de divisas debido a: el envío de remesas que hacen las multinacionales con sede en Colombia a principios de año para el pago de impuestos, la llegada de capitales extranjeros para inversión, las remesas enviadas por los colombianos que viven en el exterior a sus familiares y la subida de la cotización internacional del petróleo, materia prima de considerable participación en las exportaciones nacionales. Se calcula que cada dólar que suba el precio del barril generará un ingreso adicional de $400.000 millones al año.
El precio del crudo ha repuntado como consecuencia de la reducción de la oferta por parte de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y el agravamiento del conflicto sirio tras el anuncio de la posible intervención de Estados Unidos, con el apoyo de Reino Unido y Francia.
Siria, considerado como la Cuna de la Humanidad, está ubicado en el Oriente Medio, en una posición geográfica que facilita el cruce entre Africa, Asia y Europa, razón por la cual se ha convertido en punto estratégico económico, comercial y político. Pero esta privilegiada ubicación, más que beneficios, le ha generado graves problemas por los intereses encontrados de las grandes potencias como Rusia, Arabia Saudita y Estados Unidos.
Sin embargo, en las crisis mientras unos son víctimas de sus efectos, otros son grandes beneficiados. Esta situación del conflicto del Oriente Medio ha servido para que Colombia mejore considerablemente el ingreso de divisas, provocando la revaluación de la moneda nacional. Pero aquí también hay ganadores y perdedores, pues mientras quienes importan y quienes tienen deudas en el exterior se ven beneficiados, los exportadores de bienes y servicios y quienes reciben las remesas que sus familiares les envían desde el exterior son los grandes perdedores.
Los efectos positivos van más allá, pues según el ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, este aumento en el ingreso de divisas genera ahorro en el pago de interés de la deuda externa, reduce el déficit externo y contribuye a mejorar la calificación de las firmas calificadoras de riesgo.
¿Hasta dónde llegará el conflicto?