Cada vez más nos encontramos con el debate, sobre si el panorama económico del país presenta un escenario pesimista u optimista. Ambos términos tienen un significado distinto y por lo tanto contrapuesto.
Quiere decir esto que depende de la óptica, el efecto puede ser positivo o negativo. Y es precisamente lo que en estos momentos inquieta al país, pues no es posible poner de acuerdo a la clase dirigente sobre qué clase de panorama tenemos.
El nuevo presidente de Fenalco, Jaime Alberto Cabal, ha llamado la atención sobre este aspecto y ha dicho que mientras la percepción en el exterior sobre Colombia es positiva y se le ve como unos de los países de moda en Latinoamérica, con estabilidad política, crecimiento moderado, mercado atractivo y con una clase dirigente preparada y emprendedora, al interior del se pregona lo contrario y se advierte el desastre.
Esto hace pensar en que el mensaje que reciben los colombianos no es claro, resulta difuso e inconsistente, y en muchos casos contradictorio, lo que hace generar de inmediato un pesimismo que afecta todo el comportamiento de la economía, pues un escenario débil, inmediatamente genera incertidumbre.
El resultado es el freno de la inversión. Nadie quiere arriesgar su dinero en un ambiente hostil y amenazante, lo que desencadena para unos el indicador de que se debe aguardar y para otros la estrategia de que la inversión debe hacerse en otros escenarios mas amables y optimistas que permitan un estado de tranquilidad, es decir, buscar refugio mas allá de las fronteras.
En Colombia nos hemos vuelto tremendistas, y veo ya las críticas mordaces y agresivas por afirmar lo que he expresado, pero lo que uno ve a diario es la lamentación y el anuncio de la desgracia, sin que muchas de esas afirmaciones tengan un sustento real.
Desde luego no tenemos el escenario ideal, pero muchas de las alternativas de inversión y de desarrollo del país no son tan malas como se piensa, y lo que hay es que generar favorabilidad para que el escenario se robustezca y el inversionista logre confiar en las posibilidades.
La polarización genera un desgaste descomunal, y mientras se califique o descalifique de acuerdo con criterios pasionales, el mismo país se está cerrando sus puertas y la llave estará cada vez mas refundida.