Los resultados de la prueba PISA, Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes, en el país muestra disminución con relación a los de 2018.La medición centrada en tres áreas fundamentales como son matemáticas, lectura crítica y ciencia evidencian irrefutablemente que la calidad de nuestra educación no presenta avances y se hace necesario urgentemente estructurar un modelo pedagógico más certero, realista con las necesidades del mundo actual. El sistema educativo colombiano, centra demasiado el nivel de generalización y el numeroso contenido temático en todas las áreas atiborrando al estudiante de datos que le resultarán infructuosos al momento de aplicarlos en la vida práctica.
Los lineamientos en los que se sustenta el Ministerio de educación con asignaturas o temas muy extensos imposibilita un aprendizaje eficaz, disminuye la posibilidad de escogencia por parte del estudiante de estudiar lo que le apasiona como sucede en el modelo aplicado en Finlandia. La clave del éxito en el país nórdico está en que ningún niño, joven o adulto queda excluido del sistema educativo. Asimismo, no están atados a un sistema único de estándares, al contrario, los centros educativos con autonomía manejan los planes de estudio que se mantienen con excelencia. Un factor que llama poderosamente la atención es la edad en los que los niños inician sus estudios: a los 7 años en contraste con nuestro país que desde los 3 años ya incursionan en las aulas educativas. Empiezan con educación física y su lengua natal. A los 10-11 años reciben calificaciones por sus desempeños en las otras áreas incorporadas.
Dentro de este proceso, la función del docente es fundamental. En ese país europeo se le respeta y admira por su labor. Como ente regulador del conocimiento los docentes, son la pieza clave de este proceso de enseñanza-aprendizaje. Colombia no es la excepción y como en todas las profesiones existirán excelentes, buenos, regulares y malos docentes. Lo esencial de esta labor noble que propende a que el estudiante construya su conocimiento es la vivencia real y dedicación plena de su vocación.
La actitud del docente se va transformando, adecuándose a las necesidades de lograr en el aula no el aprendizaje repetitivo sino instaurar en el estudiante una actitud crítica, participativa, consensuada frente a los temas planteados. Algo esencial en este proceso, lógicamente es la disposición del estudiante hacia el conocimiento. Un estudiante motivado responderá en forma más asertiva y con mayor deseo de aprender.
Aquí entran los demás aspectos en la educación: condición socioeconómica, el ambiente hogareño, de barrio, el trato que recibe en su casa. No es solo decir que los docentes tienen la culpa de estos resultados de PISA, es todo un entramado social, cultural, económico, familiar que influye. Un niño que no desayuna, camina bastante para llegar al colegio, no tiene recursos didácticos lleva desventaja frente a otros que tienen la fortuna de estudiar sin necesidades. Cuando Colombia transforme la institucionalidad educativa y cumpla cobertura total inicia una era privilegiando el saber e induciendo al saber-hacer.
