El estudio desarrollado por Findeter en compañía del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que dieron en llamar “AMC, territorio funcional y sostenible”, como todo estudio no científico, puede estar sesgado por unas ideas preconcebidas que se plasman en los resultados del mismo, y que es importante dejar claras para no dejarnos sorprender. Grosso modo, estas son:
• El estudio tiene la visión “bogotana” del desarrollo, que por cierto quienes hemos vivido allí, no es precisamente que nos impresione la planeación urbana o la movilidad de la capital del país. Temas como el “desestimulo al carro privado” sin dar alternativas reales de calidad y cantidad de transporte público masivo, o la visión del alcalde “prohibidor” y no en su papel de administrador público, se quiere extender a todo el país.
• El estudio se basa en el sesgo de “desarrollo con equidad”, una muletilla que desde el gobierno Santos inundó la agenda de la burocracia nacional, con el agravante que todo se ve desde la omnipotencia estatal intervencionista, y que el desarrollo económico, la base de la creación de riqueza, que permite tener recursos para distribuir, es algo que solo se menciona, en cuanto “dé equidad”. Es un concepto que podemos llamar “equidad en la pobreza”. Y además llama a coordinar todo con organismos de la sociedad civil (¿las que están en el paro?), una idea queha llevado a que en Colombia el desarrollo se interrumpa por grupos ideologizados.
• En concordancia con lo anterior y a pesar de la dura realidad económica de la región, el gran énfasis está hacia la atención de la población migrante venezolana, y en la “necesidad de tener recursos suficientes” para ellos. Esto tiene además un objetivo oculto, lograr que la migración se quede en el área metropolitana y no siga al interior del país.
•Es un estudio determinista, lineal, donde desde el estado se “dirige” el desarrollo urbano, desconociendo el carácter orgánico de la ciudad. El estudio tiene una dialéctica “técnica socializante”, con su mirada hacia mejorar (de manera temporal) la vida de los pobres, desplazados, migrantes, y claro, con el discurso del conflicto y su base histórico-política de tendencia marxistoide. Es por esto que el sector privado, es decir, los ciudadanos son solo “invitados” a “colaborar” con el estado y su “visión”. El estudio se convierte así, en una serie de proyectos aislados sin una visión holística del desarrollo, ni una consideración de plasmar en el territorio todos los proyectos propuestos, para identificar su posible interrelación.
• En esta lógica estatista, uno de los objetivos del estudio es que el estado local aumente sus rentas estatales con todo tipo de tributos locales, incluyendo como en Bogotá valorización por obras no hechas, para que el estado “dador” pueda “atender el desarrollo” de sus ciudadanos, en este caso en especial los migrantes venezolanos. Es la versión del estado estatista en todo su esplendor que ve la región no como un polo de desarrollo, sino como una “región con problemática social difícil”.
• Como consecuencia de la bandera política del presidente Duque y su economía naranja, lo único que plantean como desarrollo económico son las empresas de este sector, que por cierto en dos años de gobierno es poco lo que pueden mostrar.
• Y por último, simplifica la condición fronteriza; para los desarrolladores del estudio, la frontera es sólo el muro hasta donde llega el poder superior del estado nacional, desconociendo la singularidad de un área que es producto de una interacción binacional, que le da características especiales.
Al concluir la lectura del estudio uno no ve una relación entre el grave diagnóstico y los proyectos propuestos. Por ejemplo, “Los problemas de conectividad exterior explican buena parte de la debilidad económica de Cúcuta”. ¿Cómo se maneja esta debilidad? ¿Con buen mantenimiento de las vías a Pamplona-Bucaramanga y a Ocaña? Y el tren, que es la base del actual alcalde en su programa de gobierno, ni se nombra. Otro ejemplo es que resalta los graves problemas de seguridad que se dan en el AMC, pero no hay ningún proyecto para enfrentar este flagelo que impide cualquier desarrollo. En realidad, el plan no es un programa de desarrollo, sino de mitigación temporal de la pobreza en sectores específicos y ayuda a los migrantes venezolanos.
Un análisis de los proyectos propuestos los hare en mi próxima, pero antes de terminar ésta quiero manifestar que Plan de Acción es un ejercicio interesante, aunque sesgado, de una primera aproximación a un modelo de desarrollo, que muestra que quien no planea su propio futuro otro viene y se lo hace, en sus términos y sin la profundidad debida. Estamos avisados.