Han transcurrido dos semanas desde que se cerraran las urnas del proceso electoral en Venezuela. El régimen afirma haber triunfado con el 51% de apoyo mientras la oposición contrapuntea diciendo haber obtenido un 70% del favor popular. El primero no muestra las Actas que respaldan su posición argumentando un hackeo electrónico, en cambio la oposición ha puesto a disposición de quien quiera verlas más del 82% de dichas Actas.
En los días previos al 28 de julio, fueron impedidos de ingresar a Venezuela un numeroso grupo de políticos y periodistas, argumentándose para ello que no habían sido invitados. Ante tal arbitrariedad, el régimen llamó a la calma informando que el Centro Carter, estaba presente lo que daba garantías, y que además había un contingente de funcionarios de Naciones Unidas, a los que se debían sumar mil invitados especiales del CNE (Consejo Nacional Electoral).
Ello, alertó a la opinión pública internacional, pues en los últimos 25 años de gobiernos de una misma tendencia, ha habido cuestionamientos en diversos procesos electorales en Venezuela.
Votó más del 75% de los ciudadanos habilitados, mientras que alrededor de 5 millones de migrantes no pudieron hacerlo porque les fue impedido. Ello, no fue obstáculo para que conforme a las Actas de las Mesas que fueron recogidas por los representantes del principal candidato opositor, Edmundo González, se contabilizara un 70% de apoyo.
¿Porque tantos venezolanos fuera de su país? Porque el deterioro económico/político en el país más rico del continente es inocultable. La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) estima que han salido entre 7 y 8 millones de venezolanos, tres de los cuales ha permanecido en Colombia, otros 3 millones en diversos países suramericanos, y la diferencia entre Europa y Estados Unidos, generándose en todos ellos un creciente rechazo por la ola delincuencial que ha acarreado. Asi se explica el unánime rechazo, a la declaración del Canciller venezolano cuando dijo que el Tren de Aragua era un invento.
Pasan los días y el CNE no muestra las Actas que respalden lo obrado. Si bien Rusia, China, Nicaragua, Cuba, Honduras y Bolivia aceptaron prontamente el resultado, la inmensa mayoría de países del mundo no lo ha hecho, siendo el izquierdista presidente de Chile, quien tempranamente dijo que no reconocería ningún resultado que no fuera verificable.
Ello ofuscó al autócrata, ocasionando la expulsión del Embajador de Chile, al igual que los de Argentina, Uruguay, Paraguay, Ecuador, Perú, Panamá y Costa Rica, por tener igual postura, mientras Estados Unidos, Canadá, la Unión Europea y otros países han emitido reservas.
Que Colombia y Brasil, países fronterizos de Venezuela y también gobernados por presidentes de izquierda, hayan solicitado que el resultado sea refrendado con las Actas es muy relevante. Que México en donde siempre ha primado el principio de la no intervención, se haya sumado a igual petición suma, máxime que su saliente presidente también es de izquierda.
En el intertanto se ha desatado la consabida represión y persecución en contra de los que protestan ocasionándose más de treinta muertos, dos mil detenidos, asi como grotescas amenazas de Maduro a sus oponentes.
Como el Centro Carter ha sido enfático en declarar que la elección y el conteo han sido falseados, de forma desvergonzada pasó de ser el ente garante a uno al servicio del imperialismo.
De mantenerse la obcecada posición de Maduro, lo más probable es que se genere una espiral de protestas que pueden terminar en un baño de sangre con el que amenazó durante la campaña si acaso no resultaba reelecto.
La historia universal nos enseña que para evitar lo anterior, se le debe dar una salida negociada a quien detenta el poder de manera ilegitima.
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