En Cúcuta sólo podría haber una Fiesta y no una Feria del Libro porque siempre celebramos las palabras, los cucuteños las hacemos tan nuestras como el decirle pastel a la empanada, a los tochazos, con el acento arrecho, porque es una redoma y no una glorieta, con la mirada enjuta, arriba, mamando gallo y con las adversidades dando vueltas. Es una Fiesta porque es a la vez un respiro, un canal, un pequeño espacio por donde puede ingresar algo que ventile las acaloradas vicisitudes de la frontera, porque desde su inicio ha ido construyendo un punto de encuentro, porque se ha esmerado por ampliar las oportunidades de acceso a la cultura de los cucuteños, por que ha sido una fiesta sorda al clientelismo, porque a algunos los hace olvidar y a otros nos da memoria.
Cada quien tiene su razón para estar año tras año en la Fiesta del Libro de Cúcuta: los escritores que se han peleado por venir y verificar ellos mismos lo que les han contado que pasa acá; los autores locales por asistir al parto real de sus obras, los que están lejos y quieren volver como en la canción de Rubén Blades, los que van a parcharse un concierto, los que les toca ir, los que se dejan sorprender, los que saben que entre evento y evento las cervezas frías esperan donde Otto, los que se quieren reencontrar, los que buscan por fin un libro más barato o los que quieren gorrear café.
La cita anual es una fiesta, Cúcuta está de Fiesta, una parranda literaria que lleva 17 años, que ha logrado convocar a miles de cucuteños alrededor de la cultura, por qué no decirlo, como ningún otro evento local (bueno, el Festival de Música del Banco de la República le compite), que ha permitido escuchar las voces más variadas de autores, folcloristas, políticos, filósofos, deportistas, artistas y hasta farándula, que ha respetado la diversidad, que ha generado encuentros en el marco de la tolerancia y que abre la frontera y la acerca al mundo como muy pocas veces se ve hacer. Se asiste a esta fiesta sin invitación, las puertas de la Biblioteca Julio Pérez Ferrero están abiertas, ni en el confinamiento del año pasado se cerraron y esta vez, aunque hay aforos controlados no hay excusa para disfrutar. Vámonos de fiesta.
@yopoetrix