Muchas veces hemos oído la frase “quien no conoce su historia está condenado a repetirla”.
Pero para muchos no pasa de ser una simple frase, sin el ponderado valor que tiene.
Pero más grave aún es propiciar que no se conozca la historia, tal como ocurre en los programas académicos de la enseñanza primaria y secundaria en Colombia, hace ya bastantes años una reforma de los programas de educación hizo que desapareciera esa cátedra y fuera reemplazada por una mezcla de ciencias sociales, restándole la importancia debida a la historia patria como una materia independiente.
El 28 de julio de 1948 se dictó el decreto 2388 con el objetivo de intensificar la enseñanza de la historia patria y se dictan otras disposiciones.
En su parte pertinente ordenaba en su Artículo 1º En todos los grados de la enseñanza es obligatorio el estudio de la Historia de Colombia.
En primaria habrá por lo menos dos años de esta materia, y en secundaria por lo menos otros dos años.
Las Secciones de Pénsumes y Programas del Ministerio de Educación Nacional procederán hacer el reajuste sobre esta norma de carácter invariable.
El mismo decreto en uno de sus artículos también versa sobre la calidad de los maestros que se dedicarían a la enseñanza de esta cátedra, de esta manera:
Artículo 3º Los Profesores de Historia serán escogidos cuidadosamente entre los más reputados por su versación en la materia, por su cultura general, por su mentalidad superior a las preocupaciones partidistas, por su habilidad pedagógica y por su intachable conducta ciudadana.
Además por el mismo decreto el Ministerio de Educación Nacional se encargará de distribuir el material de enseñanza de acuerdo con la Academia Nacional de Historia, cada año disponía otorgar premios con diploma de honor y compensación pecuniaria a los profesores que se destacaran en su labor e instaba a que en todas las escuelas y colegios se pusieran en lugar preferente retratos de Bolívar, Santander, próceres y heroínas de la República.
También contemplaba el izamiento y juramento a la bandera nacional con una periodicidad semanal.
Ahora cuando se revivió la polémica sobre la importancia de enseñar historia en los establecimientos de educación primaria y secundaria, está claro que se debe prestar atención a este aspecto, revivir esta cátedra y reorientarla ajustándola a los acontecimientos recientes y tal vez sería de mucha utilidad revisar este viejo decreto firmado por el presidente de entonces Mariano Ospina Pérez y su ministro de educación Fabio Lozano y Lozano.
La ignorancia en historia patria por la nuevas generaciones es asombrosa y no se puede seguir en el mismo error.