Como ha ocurrido en otros países, que han sufrido negras noches, Colombia ha emprendido la búsqueda de la verdad, que ha estado oculta en los últimos 50 años desde la dolorosa época en que sufrimos, como los alemanes, los chilenos, los argentinos y ahora los venezolanos, los difíciles días de una dictadura de derecha o de izquierda.
La verdad de lo acontecido en Colombia desde 1946 hasta ahora, nos causara sorpresa, indignación y vergüenza sentimientos que han sentido también pueblos de todas las latitudes que han sufrido las tropelías y abusos de gobiernos hegemónicos y abusivos, enemigos de los derechos humanos.
Deseamos saber, por ejemplo, quien mandó asesinar a Gaitán, a Galán y a Álvaro Gómez, o quien decidió iniciar la etapa de la violencia, que se llevó la vida de trescientos mil colombianos. También queremos conocer el nombre de los promotores de muchos crímenes, como los de Machuca, y las masacres de inocentes en todos los departamentos de nuestra querida patria.
Otras verdades que deben aparecer se relacionan con los asesinatos que tuvieron lugar en varios departamentos y la aparición de la guerrilla o de los paramilitares, causantes de muchas desgracias en humildes hogares que cometieron el pecado que no estar de acuerdo con determinadas orientaciones políticas que se apoderaron de Colombia en la década de los 50 y posteriores.
En otras naciones de América y Europa se conocieron las identidades de los promotores de la violencia y de los autores intelectuales de las tropelías que se cometieron a nombre de determinada orientación política. Eso esperamos aquí.
La verdad será dura y nos sorprenderá a muchos. Pero es necesaria para escribir la verdadera historia patria de lo que ha ocurrido aquí y que debemos conocer.
Es necesario recordar aquello que dice: “la verdad os hará libres “. Si ello ocurre aquí, nos libraremos de muchos fantasmas y conoceremos la realidad que ocurrió en esta nación del Sagrado Corazón, en los años en que algunas personalidades cometieron el gravísimo pecado de promover la violencia y la muerte. Ojalá se conozca la verdad, aunque estoy seguro de que muchos de los culpables empezaran a negar su responsabilidad en los hechos. Pero como ocurrió en otras naciones la realidad saldrá a flote. Eso espero.