Cabalgando en el facilismo de las redes, el representante Losada, presidente de la Comisión Primera y conocido porque su primera elección (2014-2018) fue anulada por el Consejo de Estado, al probar “falsedad” en su votación, atacó con violentas acusaciones al ministro de Ambiente y al presidente de Fedegán.
Con oportunismo y el apoyo antigobiernista de María Jimena Duzán, se montó en el tema de la deforestación de la Amazonía y le exigía vociferante la renuncia al ministro de Ambiente, porque “usted le va a permitir a Lafaurie y sus amigos deforestar 800.000 hectáreas pa’ meter vacas”.
No me interesa defenderme, pero tengo la obligación de defender a Fedegán y a la ganadería. Losada, como todo el país, quisiera que la deforestación terminará de un tajo, y se suma a quienes, sin sentido de realidad pero con “antiduquismo”, armaron escándalo porque un gobierno serio propuso contener primero la enfermedad, con 200.000 ha anuales taladas, para implementar luego estrategias de disminución.
“¿A quién le conviene que se deforesten 800.000 ha en los próximos cuatro años? Eso tiene nombre propio y se llama Lafaurie y sus amigos”, gritaba Losada. A nadie le conviene tal barbaridad, pero la calumnia vende. El ecosistema del bosque primario se autosostiene, pero al ser talado deja tierra de mala calidad agrológica, que no sirve para agricultura ni soporta media cabeza de ganado por hectárea, en regiones aisladas y agobiadas por la violencia.
“Esos grandes acaparadores tienen cinco vacas en gigantescos potreros”, denunciaba en el programa de María Jimena, mientras ella afirmaba que “tienen más tierra las vacas que los campesinos”. Ni siquiera saben qué es una UAF (Unidad Agrícola Familiar), definida como la cantidad de tierra para que una familia genere ¡dos salarios mínimos!, que en la Amazonía está entre ¡1.000 y 1.300 ha!
Quién tala la Amazonía: Primero: el narcotráfico. Negar el acaparamiento de tierras y la deforestación para cultivos ilícitos, minería ilegal y control territorial, es desconocer malintencionadamente la realidad.
Segundo: campesinos desplazados en busca de sustento; algo que sucede desde “La Vorágine”.
Tercero: el negocio de la madera. En el informe citado por Losada, la investigadora de Fedesarrollo menciona que, según estimaciones del BM, la tala ilegal alcanza ¡el 42%! de la producción de madera.
Si un ganadero deforesta debe responder a las autoridades, pero en todo caso, en lo que esté ocupada hoy la tierra, así sea ganadería improductiva que Fedegán no promueve, no tiene que ver con la responsabilidad original de la deforestación.
Losada ignora nuestros esfuerzos por una ‘ganadería sostenible’ a partir de Sistemas Silvopastoriles, reconocidos por importantes instancias ambientales como el Banco Mundial y el Reino Unido. La ignorancia es atrevida… y la cobardía también.