Hoy es un día especial para Venezuela, en el llamado 6D, aludiendo a la fecha en que están convocados los venezolanos para las elecciones parlamentarias.
Son las elecciones cruciales para el gobierno de Nicolás Maduro, quien ha contado hasta ahora con una Asamblea Nacional de mayoría a su favor. Las encuestan realizadas por diversos medios pronostican una victoria de la oposición por más del 20% de diferencia.
La Asamblea Nacional es dominada por las fuerzas políticas afines al Chavismo desde 2005 cuando los principales partidos de la oposición se retiraron por faltas de garantías por parte del ente rector del proceso electoral.
Para entonces con una abstención del 74,7% se eligió al parlamento con mayoría absoluta afín al presidente que, le permitió gobernar a Hugo Chávez a sus anchas y ejecutar sus planes de gobierno en la revolución de la V República.
Hoy las circunstancias que vive Venezuela señalan al gobierno como responsable directo de la debacle en el campo económico con una inflación que este año podría alcanzar cifras superiores al 200%, con escasez de alimentos que hacen parte de la cesta básica, las interminables colas para conseguir productos de primera necesidad están a la orden del día, también ocurrió el surgimiento de una modalidad de comercialización ilegal de estos productos en un mercado de reventa conocido como “bachaqueo”.
Unido a ellos creció la inseguridad en las principales ciudades con cifras de delitos a no conocidas en ese país.
La economía que se basa en las exportaciones de petróleo sigue resentida por la baja cotización de este producto en los mercados internacionales, las industrias se han ido mermando por la falta de incentivos, así como la dificultad para conseguir dólares que son controlados por el gobierno, las expropiaciones que se hicieron a compañías extranjeras también han contribuido al estado de cosas que se vive en Venezuela con una revolución que mantiene pegados a los programas sociales a sus adeptos a través de subsidios.
El cierre de la frontera con Colombia en casi toda su extensión ha sido otra de las medidas tomadas por el presidente Maduro con el afán de lograr muestras de solidaridad con su gobierno, ello provocó el desplazamiento de miles de colombianos que vivían y trabajaban en territorio venezolano. La baja cotización del Bolívar ya había alejado a los venezolanos que pasaban la frontera para comprar aquí productos y servicios.
Es cierto, no hay peor ciego que el que no quiere ver.
Eso está pasando en el vecino país con quienes están aferrados al poder y desean mantenerlo por muchos años más, no importa si los resultados de una manida revolución son funestos.
De tal forma que las elecciones parlamentarias de hoy han sido entendidas por las fuerzas de oposición como la forma de dar comienzo a la recuperación del control del país que se transformó hacia lo negativo, perdió su poder y su encanto, despilfarró sus riquezas y dividió a sus ciudadanos colocándolos en dos polos muy opuestos que hoy luchan por el control del poder legislativo.
Venezuela quiere cambio, es la consigna de la oposición bajo el cobijo de la Mesa de Unidad Nacional, divisa que espera salir triunfante si la legalidad impera y si los que cuentan y escrutan no le meten mano a las cifras. Todo sea por un cambio para el resurgimiento de la Venezuela pujante que conocimos y el país donde anidan todavía muchos de nuestros familiares y amigos.