Ahora son dos: Fabio Arroyave y Edward Rodríguez. Me refiero a los representantes a la Cámara que se encargarán de la “investigación” contra los exmagistrados Bustos y Ricaurte, acusados de crear estructuras criminales extorsivas en un tejido criminal con la Fiscalía. La información provino de los Estados Unidos, país que ya les quitó la visa a los dos juristas. Heine Mogollón fue el representante que en su momento adelantó la “investigación” en la Comisión de Acusaciones en el caso 8000 de Samper.
Y es que es impresionante el paralelo entre los gobiernos Samper y Santos. El elefante sigue vivo. Lo que está pasando con la presunción que a la campaña de Santos presidente entró dinero de Odebrecht, es para los colombianos un deja-vu. Igual pasó con el gobierno Samper cuando se empezó a hablar de los 6 millones de dólares del cartel de Cali que entraron a su campaña presidencial. Con Samper empezó el disparo del gasto nacional, buscando sostenerse en el poder ante su problema de “gobernabilidad”. Samper fue el creador de la mermelada que se volvió política de Estado con Santos. Hay una línea directa de desinstitucionalización entre Samper y Santos. Igualmente, cuando el gobierno Samper acabó dentro del período legal, gracias a Heine Mogollón, el país estaba en una situación económica grave, similar a la de hoy. Samper pidió celeridad en la investigación que debía llegar hasta sus últimas consecuencias y no hacer acusaciones sin pruebas. Serpa creó entonces el mito de la “prueba reina”; sí, el mismo Serpa que hoy lidera un partido de la coalición santista. Hoy también se pide esperar avanzar el proceso, con celeridad y hasta sus últimas consecuencias. Ya los voceros de Santos empiezan a decir que esa plata pudo quedar en manos de Prieto, como se dijo de Fernando Botero, el gerente de la campaña Samper. Y surgió el mito que se volvió grafiti: “todo fue a mis espaldas”. Hoy que la corrupción pagó el proceso con las Farc contra las mayorías del país, y que es ya un cáncer en metástasis, volvemos a la Comisión de Acusaciones, a lograr una rápida absolución.
Heine Mogollón resultó después del proceso 8000, un político poderoso, con buena tajada burocrática y dejó de ser un oscurecido parlamentario. Este es el esquema que el régimen tiene montado para cerrar el círculo de la corrupción: el presidente (con fuero), para poder tener “gobernabilidad”, es decir, hacer lo que se le dé la gana, compra al Congreso con “cupos indicativos”, burocracia y contratación, la cual es recibida con alegría por los parlamentarios, que entienden que había que crear empresas electorales para untarse de mermelada. Los órganos de control (con fuero sus cabezas), politizados a su vez, actúan como correctores de quien no “entiende el mecanismo del estado” y se hacen parte de la mermelada. Cuando se demanda a los parlamentarios corruptos y eso llega a la justicia, los enmermelados pagan su “proceso”, el cual llega finalmente a las altas cortes (con fuero los magistrados), los cuales al ser demandados van a “investigación” en la Comisión de Acusaciones de la Cámara de Representantes, agujero negro, donde todo proceso muere. Para la galería, los medios de comunicación llevan a la picota pública a funcionarios medios que “reciben todo el peso de la ley”. Y el círculo negro del régimen sigue.
Estados Unidos tiene mucha más información que la que han soltado. Se entiende ahora que el vicepresidente Pence haya dicho en Cartagena que en este hemisferio no se permitirán estados fallidos. Creíamos que solo se refería a Venezuela, pero parece que para los gringos, Colombia está en ese llavero. Viendo a Santos tan bravucón ahora con Maduro, uno se pregunta, como lo hizo Nicolá (así le decía Chávez), qué sabrán los gringos de Santos. Hoy se ve a Samper feliz como exsecretario general de Unasur defendiendo a Maduro, y en Colombia, por delegación de Santos, defendiendo a la “farc-paz”, y a Santos, como en su momento a Samper, mirando como capotea tormentas antes de dejar el poder. Es la tragedia colombiana: todo cambia para que todo siga igual.