Ahora que se ha venido encima el debate electoral para la escogencia de candidatos a las gobernaciones y alcaldías del país, bueno es recordar el estado de perturbación en que se encuentran muchos de esos territorios, por culpa de la politiquería, la corrupción y el desgreño administrativo.
No es sino mirar la lista de mandatarios separados ya de sus cargos, o aquellos sobre quienes pesan serios señalamientos, para comprobar que buena parte de esas empresas electorales se construyen para cumplir con objetivos corruptos, en donde la prioridad es la apropiación del botín burocrático o presupuestal.
Por esta razón es que resulta fundamental crear conciencia sobre eta etapa previa a las elecciones, en donde es necesario no tragar entero, para detenerse a pensar en el fondo que debe acompañar a cada candidato, para que el voto pueda expresarse en la mejor forma, y sobre todo, exento de contaminación.
Y en ese proceso es necesario que los electores aprendan a desarrollar capacidades para integrarse a objetivos, sin pasiones ni presiones. Entendemos que las regiones están asistidas por una compleja mezcla de criterios que deben afinarse de acuerdo con las realidades de cada territorio, para que no vayan a dirigirse a la construcción te tensiones que promuevan el caos y la desesperanza.
Quienes participan en un debate electoral, tienen que estar en capacidad de identificar con toda claridad las claves de la supervivencia, traducidas en el robustecimiento de la civilidad, la proyección del sistema educativo y los elementos fundamentales para alcanzar el desarrollo.
Las regiones no pueden seguir expuestas para que sean utilizadas por empresas electorales dejando a un lado las prioridades de su fututo. El país cuenta con muchos casos exitosos de participación de la sociedad civil en estos procesos, en donde ha sido posible identificar objetivos, y a través de ellos, las personas que deben encarnarlos con toda la objetividad del caso.
Los departamentos y municipios reciben hoy partidas presupuestales cuantiosas como producto del incremento de las transferencias, además de los recursos extraordinarios de las regalías, dineros que no pueden quedar expuestos para que lleguen a apropiarse de ellos los que persiguen intereses personales y politiqueros.
Si la ciudadanía de empodera de su papel fundamental, en lo que debe ser el minucioso proceso de selección de sus representantes, con toda seguridad el resultado será apreciable.