La demarcación de una vía, se realiza con el propósito de orientar al conductor lo relacionado con las normas que debe respetar y una equivocada interpretación, lo lleva a infringir la ley y aún más importante, a la violación de espacios destinados únicamente para las personas con limitaciones de movilidad.
Para entrar en detalle, es preciso comentar que cuando se construye un separador vial, la dependencia responsable de la movilidad, debe coordinar con la dependencia responsable de su ejecución, las dimensiones que deben destinarse para un grupo de ciudadanos que deben cruzar una vía en silla de ruedas, instalando la respectiva señalización vertical, representada por la señal reglamentaria “SR-23. Circulación Prohibida de Motocicletas” y además la respectiva señalización horizontal en color azul.
Lo anterior debe hacerse en todos los sitios en donde existan estos espacios, toda vez que dichos conductores, piensan equivocadamente que la interrupción de un separador, es porque pensaron en ellos y por ese motivo, convierten el lugar en un recorte de su trayecto.
Uno de los más recientes, fue el cierre del separador de la Calle 13 con Avenida 3E, sitio crítico en materia de movilidad. En ese lugar, cerraron el cruce y prolongaron el separador, dejando abierto el espacio para las personas con limitaciones de movilidad, pero no terminaron la tarea que consistía en señalizar lo pertinente y al no existir la información horizontal y vertical, pues se convirtió en un paso de motociclistas, expertos en crear infarto vial y por tal motivo de nada sirvió la inversión.
Considero, que las tareas relacionadas con la intervención de vías públicas, deben estar acompañadas de la respectiva señalización, porque a la fecha es un paso que invita a los moteros a invadir espacios que son de uso exclusivo para actores de mayor importancia en la pirámide de la movilidad, generando bloqueo de un carril al que tienen derecho los demás conductores.
Concluyo que, la señalización de las obras que se realizan en la ciudad, se recibe a conformidad por la respectiva dependencia ejecutora, dejando a un lado al principal actor de la movilidad, representado por cientos de personas con movilidad limitada, dado que su espacio para cruzar es invadido permanentemente por conductores de motocicleta, que hasta que no se realice la señalización respectiva no pueden ser objeto de sanciones, dejando en el limbo a quienes son objeto de respeto en toda su extensión.