El nombre de Juan Pablo Rivero esta semana se hizo popular por cuenta de la madre de un paciente que llegó tarde a la consulta que le había sido asignada a su hijo con este pediatra gastroenterólogo.

El profesional le explicó con la suficiente decencia a la señora delante de la cámara de su teléfono celular las razones por las cuales ya no podía atender a su hijo. Sin embargo, esto lo convirtió en villano y fue puesta al aire la grabación en el noticiero del canal Caracol que, presentó únicamente la versión de la señora quien aportó el video como prueba del “comportamiento inhumano” del mencionado doctor.

¿Por qué tiene el médico la razón en este caso? Porque las citas se asignan con un horario que debe cumplirse, eso no lo dispone el médico, así lo determina el sistema. ¿Por qué habría que privilegiar a alguien que llega tarde?

No se puede porque los demás pacientes llegaron a la hora pactada y tienen el derecho a que se les respete, están cumpliendo con lo dispuesto.

No se puede poner en entredicho la honorabilidad de alguien que pretende hacer cumplir las reglas, para eso existen.

Pero en este caso se echa mano del dolor y la compasión que genera un niño enfermo para ser esgrimida como espada que puede atravesar y herir el prestigio de un médico especialista, íntegro en el ejercicio de sus tareas profesionales.

No valió el hecho de darle la oportunidad para ser atendido más tarde, cuando las consultas asignadas para ese día fueran resueltas. Fue más fácil grabar, publicar y enlodar.

Si las citas se demoran es por culpa de los intermediarios que funcionan en el sistema de salud y si hay pocos especialistas en esa y otras áreas, es porque no hay el número suficiente de plazas habilitadas para adelantar estudios de especialización y ante esta carencia los ministerios de salud y educación no han dado una respuesta efectiva a este problema.

Nadie que llegue 10 minutos después de cerrado el banco le abrirán para atenderlo, ni la película se tiene que retrasar en su inicio porque alguien se demorará en llegar y así todo aquello que tenga un horario establecido. Estamos acostumbrados a premiar a los trasgresores y se ha convertido en ley.

Los pacientes merecen todo el respeto, ellos son la razón de ser del ejercicio de la medicina, pero los médicos también son acreedores de aprecio y consideración, son personas valiosas dentro de la sociedad, como siempre lo han sido.

Son servidores que muchas veces son atropellados y violentados por los clientes del sistema de salud, sin que puedan defenderse como es debido.