Recientemente, la Federación Nacional de Comerciantes (Fenalco) Seccional Norte de Santander se pronunció respecto al caos originado por el cierre de vías en la ciudad, la improvisación y la falta de señalización en su intervención, aunque el fondo apuntaba a la fuente de financiación.
En esta oportunidad, voy a referirme tan solo al tema del impacto en la movilidad, porque pareciera una ciudad sin ley cuando el funcionario Yonny Pascual Contreras, secretario de Infraestructura, no solo trata de defenderse con laxos argumentos, sino que invita a la representante legal de gremios a despejar las dudas sobre el terreno.
Conocí la comunicación de la señora Gladys Navarro, representante de un amplio sector de comerciantes, evidenciando que la misiva no controvierte el proceso contractual sino su particular estilo de ejecución.
Es necesario que el funcionario en lugar de justificar tonterías, le cuente a la ciudadanía por qué motivo hizo caso omiso a la Resolución 01885 de 2015, expedida por el Ministerio de Transporte, la cual adopta el Manual de Señalización Vial y en particular el capítulo 4, “Señalización de Calles y carreteras afectadas por obras”
Allí encontrará que los delineadores tubulares no pueden ser reemplazados por desperdicios de tubería PVC sanitaria (color naranja), los conos no pueden ser pedazos de concreto y debido a que dejan obras sin terminar durante el día, las mismas deben ser objeto de luces intermitentes en horas nocturnas.
Son muchas más las falencias y por eso creo que ninguna obra aguanta una visita técnica con los elementos de señalización apropiados.
No creo ni por un instante que el rubro de señalización se omitió y en cambio es probable que se esté reconociendo al contratista, motivo por el cual le sobran razones a la señora Navarro para defender su agremiación respecto a un problema que estamos sufriendo todos los conductores de la ciudad.
Por otra parte, ya se empiezan a ver los resultados de la intervención de la Avenida Cero y mi opinión es que el nuevo cordón de asfalto, se asimila a una vena várice. Es vergonzoso el acabado que se le están dando a los trabajos y de ahí que la interventoría ha sido más que invisible.
Adicionalmente, el trabajo de regulación vehicular cuya obligación debe estar en cabeza de la Policía de Tránsito, la realizan humildes trabajadores de la obra. Los horarios de trabajo de las mismas se limitan a la luz del sol y por eso el cierre vial es exageradamente prolongado.
En conclusión, felicito desde esta columna a la doctora Gladys Navarro por su valor civil al acusar la situación expuesta. Invito de manera comedida al despistado funcionario, para que en sus ratos libres le dé una leída al manual antes citado y así evite salidas en falso ante la opinión pública, además de sugerirle fluida comunicación con la Policía de Tránsito, para regular la movilidad en el sitio.