Para esta fecha ya conocemos un grupo selecto de personalidades que desean poner su nombre a consideración de los ciudadanos en la próxima elección de alcalde para nuestra ciudad. Hay allí, de todo como en botica, como solía decirse en otras épocas lo cual significaba: hay mucho para escoger. Entre otras cosas han desaparecido estos negocios, abundantes en décadas pasadas donde se expendían medicamentos muchos de ellos elaborados con fórmulas magistrales. Pertenecen al recuerdo de la ciudad vieja, la que añoramos.
 
Pero para volver sobre el tema de la alcaldía, en el conjunto de los ahora precandidatos, los hay de todas las tendencias y matices políticos, algunos con respaldo de los partidos políticos que han participado en elecciones anteriores, otros tienen carácter cívico y fungen como independientes, los que por medio de firmas  desean obtener su cupo en el tarjetón, también están quienes quieren repetir o han estado en la briega política desde otros escenario como el concejo municipal, cargos públicos o fueron elegidos en otras instancias como el congreso de la república.
 
Los problemas que afronta la ciudad son harto conocidos y sus soluciones por tanto urgen de una administración sana y sabia, muy distantes de apetitos y figuraciones personales, con profundo conocimiento de la administración pública que, al mismo tiempo entienda a la ciudad como una urbe que necesita crecer y un hecho muy importante es que sus habitantes sean tenidos en cuenta, se les oiga, se les atienda y sean proporcionadas soluciones a sus reclamos.
 
La ciudad ha crecido en sus alrededores de manera desordenada donde asienta la población migrante y justo es donde los problemas sociales se hacen de mayor tamaño en todos los órdenes. Es allí donde se necesitan programas de gobernó para atender a esta población que escogido a Cúcuta para vivir.
 
La inseguridad y la cantidad de crímenes en nuestra urbe la ubican entre las 50 ciudades más peligrosas del mundo, eso es muy grave y nos califica muy mal delante de otras capitales que no padecen este oprobioso inconveniente con su estela de secuelas, sobre lo cual tendrá que trabajar el nuevo mandatario municipal con mucho empeño porque ese lastre continúa creciendo sin una solución efectiva.
 
Por eso debemos mirar la lista de quienes finalmente aparezcan como candidatos a la alcaldía con un escrutinio minucioso, decantando posibilidades y dejando de lado a quienes ya tuvieron su oportunidad de servir a la comunidad en otras ocasiones y entonces optar por alguien que con buen criterio y desprovisto de compromisos con castas políticas pueda gobernar con libertad y en favor de la ciudad que reclama dirigentes sabios y honestos. Esta debería ser por ahora nuestra primera tarea, descartar algunos candidatos de ese abanico que se abre ante nosotros con variadas caras e intenciones y prepararnos para tomar la mejor decisión el día de las elecciones. Se trata de elegir un mandatario para la ciudad donde vivimos y donde habitan nuestros hijos.
 
jorgepabonl@yahoo.com